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LOS TEXTOS DEL TERCER YO

Alius me ha hablado de un posible libro donde hay tres narradores, un protonarrador que cuenta los sucesos tal y como ocurren (y si no se los inventa), uno segundo que cuestiona los sucesos (y fantasías) y el tercero: un traidor deliberado que tienta a los dos primeros a abandonar toda empresa, incluso la de ellos mismos. Aunque el tercero parece más concreto, es el más irreal, es una voz en apariencia insignificante; un fantasma de risa loca que va y viene, espanta, patalea, arrastra cuerpos como cadenas y succiona el aire musical que habita las cuatro paredes del posible libro. Alius me ha hablado del libro como si fuese una puerta a muchas otras personas, como un portal a otros mundos donde la noche se hace luna creciente (banano descascarado y magullado por el ajetreo de su vida), luna menguante (diadema artífice del alunizaje de los bichos de la cabeza); donde el sol es otra estrella de la bóveda celeste (¿bóveda?): cofre de tesoros de piratas, de avaros y reverberantes cazadores (como el oro en la mano apretada, del hombre minero envuelto en la oscuridad). Alius me habla desde niño: a pesar de su insistencia en destruirlo todo, aún no distingo cuál de los tres es él.

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