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EL ANDÉN DE LOS RECUERDOS

“Escapan los sueños tras el resuello del viejo tren, cual corriente revierto mi dignidad para calmar un aliento, preso aún en el andén de aquella última mirada que esbozamos. Sin causa alguna, huésped de la más remota indiferencia a la que nos somete un perverso desenlace, percibo que pierdo el rumbo hacia el que tanto empeño destinaba, esfuerzos errados por el dictamen de un corazón, caprichoso en la elección de su acólito cómplice. No importa vivir al límite, no importa asomarse al precipicio, si a cambio logramos nuestros más recónditos cometidos.
La realidad exige superarme a cada instante, desplegar todo el potencial atesorado para paliar el miedo, ese factor capaz de inhabilitar arrojo alguno evidenciando la nimiedad humana.
Culmino esta fase de acritud con visos de esperanza, porque mi fe no describe final alguno, permanecerá intacta porque nada debe ser imposible, al menos para mí…
Osaré a desafiar al reloj de la vida para que no regrese a dañarme, es señal de coraje y a la vez de impotencia, así soy yo, acreedor de un carácter enmarcado por antónimos incomprensibles que me deparan sensaciones, frágiles pero precisas.
Si me aferro a la prudencia, obviaré cualquier deseo, si me lanzo a la locura, me andaré con pies de plomo. Procuraré teñir el gris de mis derrotas con tinta de las épicas gestas que anhelo al recordarte, esbelta figura difuminada en el alma, axioma de una sinrazón manifiesta, inspiración de mi abatida agonía…no lucharé ni un instante más por ti, no antes de que la estación de mi cordura alcance su fatídico destino…”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te doy mis cuatro punto. Es muy bueno, me ha cautivado

Anónimo dijo...

Me gusta!

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato, creo que puede llegar a ganar!!!