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FORTALEZA


Se creía por ahí, y era algo bastante difundido, que el poder de un hombre aumentaría si lograba sumarse a otro, y más aún si lo hacía con varios, y mucho más si lograba convertirse en parte de una multitud.
Sin embargo se descubrió que, si se quería debilitar al hombre al máximo, resultaba efectivo ponerlo en condición colectiva para impedir el ejercicio, real o probable, de su conciencia sobre algo. Un hombre diferente, incluso absolutamente solo, siempre había tenido una reserva de opinión propia que le permitía, aunque fuese teóricamente, ser un rebelde. En cambio, la multiplicidad de debilidades que alberga una expresión colectiva anula esa rebeldía, y de ahí el éxito de predicadores, dictadores, inquisidores y manipuladores.
Puede que jamás vuelva a ser tan fuerte un hombre como cuando es diferente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿A qué dictadores o manipuladores te refieres? ¿A los que nos gobiernan desde Auschwitz? ¿A los que nos gobernaban cuando Auschwitz? ¿A los que nos gobernarán de seguir apostando por el individualismo como única realidad? La diferencia es una obviedad entre los seres humanos. Todos somos diferentes, ese no es el problema. El problema es cuando los "más" diferentes, o sea, los que defienden "su libertad" niegan la libertad y la diferencia de los otros. Lo que pretenden los liberales es que olvidemos que somos multitud y que sólo en la multitudsociedadhordagrupo podremos realizarnos y aún sobrevivir. Los fascistas y los nacis son leberales. Y los falagistas aplaudirían tu discurso.

Anónimo dijo...

dispensen...yo creo que tanto de uno en uno como a puñados lo que nos debilita es la firme convicción de ser víctimas,que como todas las cosas tiene un lado no sé si decir bueno, diré amable,resulta cómodo.