171

ÉSTA ES MI ISLA

Sol, luna, estrellas, un cielo parecido.
Anochece y amanece, nada es distinto.
Comen, duermen, ríen, sueñan, lloran, despiertan,
como nosotros.
Se besan,
como tú y yo hacíamos.
Nada parece diferente.
Ayer un niño me insultó
por ser de un color distinto al suyo.
Por eso te lloro,
mi tierra.

Fue aquella poesía la que encontró el chico cerca del estrecho, dentro de un papel arrugado y amarillento. Rondaba aquella zona cada dos, tres días. Tenía 12 años, pero no era de aquellos niños que se diVertían jugando al balón con los demás. Él prefería sentarse en su pIedra favorita, y esperar. Cada día, al menos dos pateras chocaban contra aquellas Viejas rocas, poniendo fin al más arriesgado de los viajes. PersonAs de mil culturas ponían pie en la isla de la ilusiones, lugar soñado por Muchos. Aquel niño les daba la bienvenida en silencio. Cada día maldecía a solas lo injustO de un mundo de paz enmaScarada. Su mundo era una isla supuEstamente acogedora y hospitalaria, donde todavía se escribíaN cartas como la que tenía en la mano.
Hoy, abril del 2010, aquel niño soñador es alcalde de la verdadera isla de las ilusiones, donde las razas y culturas se respetan y conviven. Donde aquel que escribió la carta es ahora poeta, y donde la PAZ preside cada uno de sus días.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vivamos en paz y, no lo olvidemos, abramos las fronteras a la libertad de circulación de personas.