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LA TIENDA DE DULCES

....A cada niño le dieron un caramelo, entonces felices sonrieron y dieron las gracias al unísono.

Posaron para la foto, todos felices y sonrientes, todos menos uno, al que excluyeron tanto los niños como los adultos por ser diferente y por pensar diferente; sin percatarse de que solo quería salir en la foto, solo quería ser uno más. -¡¡No puedes estar aquí!!- exclamó un adulto- ¡¡vete!!

Entonces, el pequeño apretando la mano y su caramelo derretido miró firmemente al adulto y por fin exclamó:

“Tengo una nave que viaja por el tiempo, tengo unos prismáticos mágicos que todo lo ven lo de
antes y lo de después. Tengo un montón de cosas que tu no sabes y con ellas puedo ver. Tengo mi alegría conmigo pues mi alegría viene dada por tu culpa y sufrimiento. Tengo una nave que viaja en el tiempo si, y te he visto con mi nave del tiempo, si, y tu no compartes alegría alguna en tu viaje por el tiempo, ya que tu viaje sombrío e infeliz hará que solloces cada vez que miras esta fotografía, tengo una nave y todo lo ve, tengo mis prismático mágicos, y todo lo ven, tengo una alegría y tu no la ves, pero yo sí, solo quiero salir en la foto pero no saldré, pero desearás que haya salido, por que lo he visto,si, con mi nave del tiempo”....

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La venganza, la venganza, qué dulce es la venganza de los humillados, qué revitalizadora.

Anónimo dijo...

de verdad crees que el cambio de estatus de "humillado" a "humillador" es dulce? Aaaay, cuanto estropicio ha hecho hollywood en nuestras mentes.

Anónimo dijo...

Pues vas a tener razón, porque la venganza, no sé, pero la humillación es difícil de borrar de los nervios.

Anónimo dijo...

me ha hecho gracia lo de "borrar de los nervios"... y es que tienen una memoria los cabroncetes, si muy dificil a mi me sienta bien el sentido del humor, los relaja.