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MÁS PEQUEÑO

Y cuando se quiso dar cuenta era un perro. Un perro enorme, de casi un metro de altura, con unas orejas acabadas en punta. Rápido, ágil, era la envidia de los perros del barrio. Todos le querían, todos le respetaban, y aunque nadie le nombró como tal y tampoco le hicieron entrega del trofeo, él mismo se coronó como el rey de la jungla urbanizada. Empezó a pensar en qué podía hacer para ayudar a sus compañeros, los demás perros de la jauría que había formado, y de tanto pensar en ayudar, se ayudó a sí mismo. Se convirtió en un perro egoísta, que había oído hablar de los gatos y, aunque no los conocía, ya le caían mal. Esos ojos, esas uñas, esa forma de trepar, odiosos gatos.

Y cuando se quiso dar cuenta era un gato. Ya no odiaba a los gatos, pues era uno de ellos y su idea fundamental era esquivar a los perros para poder cazar a los ratones. Ahora podía saltar de lado a lado y hacer ese ruido que siempre había querido hacer, olvidándose del ladrido, pero todavía tenía un odio guardado. Odiaba a los ratones, tan rápidos, tan grises, tan feos…Los quería cazar y no podía, pues cuando se quiso dar cuenta…

Cuando se quiso dar cuenta era un ratón, estaba comiendo queso y ya no tenía odio y sólo había miedo en su interior. Toda la rabia que había acumulado durante tantos años, finalizaba con él comiendo queso.

Despertó sin saber exactamente lo que era, y eso lo odiaba. Odiaba ser todo y nada al mismo tiempo, pues la diversidad y el cambio no siempre juegan de nuestro lado.

6 comentarios:

NENU dijo...

Indiscriptible, inigualable, inaudito.Nos encontramos ante una verdadera obra de arte. Has dado vida a unos animales cual pintor a su lienzo, para transportarnos a la más agradable de las lecturas. Usas el paralelismo con una gracia sinigual, para acabar con una reflexión estampada en un texto de alta calidad.
(Que seas mi amigo desde hace 18 años no ha influído en mi comentario).

...ésto también sería un buen microrrelato, jajaja

Anónimo dijo...

la diversidad no juega, simplemente es, somos nosotros los que jugando con ella nos damos en mitad de ...los hocicos?

Anónimo dijo...

Me gusta el torbellino de escenarios y los cambios, a veces, absurdos. Esto me lleva a un entretenido paseo por las palabras. Creo que es un buen microcuento, además de dar un toque de diversidad que es el tema del concurso o no?

Anónimo dijo...

Me gusta tu relato (y eso que yo no te conozco desde hace 18 años... o si te conozco no lo sé, je, je), pero me da un poco de miedo o tristeza (o las dos cosas) pensar que el cambio sólo pueda ser a peor y que el odio, como la energía, sólo se transforme y no desaparezca nunca. ¡Y pensé que yo era pesimista!

Anónimo dijo...

Los relatos de sueños nos suelen despertar con pesadillas siempre

Unknown dijo...

Muchas gracias a todos. Soy el autor del texto y me ha hecho muchísima ilusión ver tanta gente comentando, de verdad, para mí ya he ganado con eso, y cada punto obtenido es un gran premio.
Muchísimas gracias y espero seguir escribiendo y que nos leamos en un futuro muy cercano. Guau a todos!