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Mi abuela María

Me llamo Clara y tengo cinco años, siempre he conocido a mi abuela en silla de ruedas, por lo tanto para mí es muy normal y no la concibo de otra manera.
Ella vive en una “granja” como ella dice. Pero esta fue su elección, porque quería que mi papá tuviera una vida sin tener que estar pendiente de ella y dedicado a su trabajo y su núcleo familiar que lo formamos mi mamá, mi hermanita, él y yo.
La susodicha “granja” está en otra ciudad a la que nosotros vivimos, vamos a verla por lo menos cada quince días y algunas veces todas las semanas, lo pasamos bien, cuando yo estoy cansada de andar, me siento en su regazo y mi papá nos lleva a las dos empujando la silla.
Nos cuenta que no está mal, que se ha acostumbrado a seguir todas las normas, los rígidos horarios de levantarse, acostarse, asistir al comedor y comer lo que ponen aunque algunas veces no come porque no le gusta lo que hay.
Está todo adaptado,las habitaciones, los baños,el comedor… Tiene una silla con motor y puede ir a la calle a comprar, de paseo, al teatro, a la biblioteca municipal ó a tomar un café con sus amigas, etc cosas que en su casa no podia hacer porque tiene escalones.
Pero lo que no puede aguantar de ninguna de las maneras es que los granjeros que hay al cuidado de la “granja” no la traten ni a ella ni a sus compañeros con la dignidad que toda persona se merece.