199

Tiene narices

Cuando encarta y aprieta la calor, renqueante sale cojeando de su madriguera. Todavía está en flor, algo marchita, pero Belinda ya ha vivido y viajado lo suyo. Conoce todos los continentes y numerosos países: uno, otro, el de más allá, etcétera. Se cuenta que en su visita a Ruanda, ingénua ella, preguntaba a unas y otros: '¿eres hutu o tutsi?' Fuera cual fuese la respuesta, casi indignada replicaba que no veía gran diferencia entre tanto negro. No olvidaba la estúpida y sangrienta masacre en la que los hutu habían aplastado a los tutsi. Aquel infame genocidio donde lo más apreciable era la distinta anchura de la nariz de esos infelices (discriminados y discriminadores) asediaba sus peores pesadillas. Ante su sonrojado compañero de fatigas, el dolor impertinente y la tristeza perpleja crecían a ritmo de samba. Eso y la pronta falta de pasta adelantaron su vuelta a casa. Aquí no es víctima de matanzas sistemáticas. Por su diversidad, en su país la discriminan. ¡La cosa tiene narices! No compara la Tierra con Saturno; sin embargo, su moral minada lentamente la lleva temprano o temprano hasta la incierta seguridad de la madriguera, su deforme burbuja. En esa hondonada invisible busca el refugio propio de una ermitaña sin ermita.

No hay comentarios: