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La Paloma

Murió la paloma.
Murió mientras volaba.
Mientras sus alas se batían
rabiosas contra el aire…
cayó.

Su frágil corazón
dejó de repente de latir.
Y descendió veloz
por el cielo azul.
Luminosa como un cometa,
caía desde la nada.
Dulce, como el primer copo de nieve
del invierno.
Se precipitaba hacia una nada más grande.
Frágil como una risa de niño,
caía con fuerza.
Como un rayo de claridad.

Murió la paloma.
Quizás nadie lo notó,
Pero ahora el cielo está
un poco más vacío.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, todos y cada uno somos necesarios en este mundo, y nuestra ausencia se percibe... por eso llora el cielo en las tardes de lluvia

Anónimo dijo...

Sí, todos somos necesarios.
Cada uno somos una flor, con fragancia propia, y si faltamos, nos extrañan, se nota el hueco, se siente la tristeza.