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Te imagino llorando lágrimas sucias
en lejanía; llorando mi tristeza.
Mi valiente amor después del día de fuego.
Tus penas colgaban de las ramas de un árbol;
tus sueños hiatos del tiempo.

Quieto como la última gota de agua
en el fondo de un pozo.
Te recuerdo muriendo todas mis muertes:
Deshierbando el horizonte para mí.
Hubieras querido poder quitarme el
dolor como a una enredadera.

Lejano, como los brazos del crepúsculo.
Con qué boca has de despertar al nuevo día.
Con qué besos has de forjar tu nueva patria,
heredero del sol.
Pero recuerda: aquí en mi pecho desemboca la tristeza.

Te imagino cerca:
Aunque tu olor a tierra húmeda se ha ido.
Te esperan mis manos, como candados solitarios.
El frío le devuelve a nuestros ojos,
el duelo en lejanía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ay... que tristeza.
No se si es muerte, desamor, o lejanía.
Qué soledad