Dos hombres
Tal vez el secreto de lo apacible esté allá
Luís Lexander Pita
Gritos y porrazos
desgarran el mutismo,
marcan la lujuria de los moralistas.
Nada, nada nos pertenece,
sólo este aliento
y la convicción de nuestra inocencia.
Nos sentimos efímeros:
gotas de rocío,
almas que abandonan sus cuerpos,
esqueletos y pavesas.
Cuando ellos,
títeres vivientes,
detengan sus ataques,
nosotros,
cadáveres colmados de vida,
sin cargos ni responsabilidades
tomados de la mano.
Ascenderemos.
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