Gaviota
Peva
Nico, has tenido dos pares de huevos para hacer ese gran viaje, el viaje sin retorno, y sin saber nada del más allá. O del más acá, pues el otro día, aún no había terminado el año, me pareciste tú en medio del cielo limpio de nubes. Un puntito en la inmensidad, un puntito que se acercaba hasta hacerse una gaviota. Me quedé alucinada, jamás había visto una gaviota volando tan lejos del mar, sobre un parque de Madrid. La gaviota necesita de agua y de peces, no puede volar tan lejos. Supe que eras tú cuando la hermosa gaviota, traspasada por el sol y en sus alas dibujado el arco iris, comenzó a hacer círculos sobre mi cabeza, majestuosamente. Ni tú te cansabas de volar ni yo me cansaba de mirarte.
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