No aparece nadie

Laura y adredista 1
Yo tenía grandes amigas, al menos eso pensaba entonces. Salíamos de paseo, veíamos las películas que nos gustaban, compartíamos excursiones a la sierra y disfrutábamos juntas del campo, conversábamos sobre cualquier tema... y siempre con entusiasmo. La sonrisa era tan natural entre nosotras que parecía una amiga más, como la argamasa que se encargaba de unirnos unas a otras. Nuestro mundo era un mundo entrecruzado y alegre. Yo pensaba que siempre podría contar con su amistad. Pero, ¡chas!, la realidad se encargó de mostrarme otra cosa. Cuando a mí me sentaron en la silla de ruedas, ellas empezaron a volar. Una tras otra, se fueron y me quedé sola, sin amigas, cuando más las necesitaba. Y aquí sigo. Pero en estos momentos tengo cuidadoras que, por fortuna, me tratan muy bien. Quizá sea por mi simpatía, que les transmito espontáneamente, pues yo sigo sonriendo. Para mí, mis asistentes ocupan hoy el espacio que dejaron aquellas "grandes amigas" de otros tiempos. Aquellas no volverán, y la verdad es que ya no las echo de menos. Con el paso del tiempo he comprendido que jamás fueron mis amigas.

No hay comentarios: