Tiempo

Conchi
A mí me da miedo envejecer lentamente porque las neuronas se me van desgastando. Como todo mi cuerpo, lentamente se va deteriorando la cabeza, el corazón, el sistema nervioso...
Me da miedo llegar a ser mayor. A los viejos se les va yendo la memoria con los años.
Me da miedo hacerme vieja y que se me caiga el pelo y que se me caigan los dientes y que me haga pis encima y que me tengan que decir donde estoy.
Porque los viejos, ya se sabe, se les va la olla y ya no saben ni lo que hacen. Como mi abuela, que metía la dentadura en el cocido. Su hija le gritaba –“¡Madre, no meta la dentadura en el cocido!” –“Así está más sustancioso”, respondía mi abuela. Y mi tía tenía que tirar todo el cocido.
Y también me da miedo no poder ver, que me tenga que quedar en una cama porque estoy ciega, pues ya no sabré conducir la silla eléctrica. Y me tendrán que dar la comida por sonda, porque ya no tendré ni fuerzas para comer ni para masticar ni para nada.
Yo voy al Clínico. Allí tengo mis médicos. Pero cuando se muera mi madre, me tendré que joder y buscarme un doctor de digestivo porque ya nadie me llevará hasta allí. Dirán que me busque otro especialista de estómago, que aquí, en el Severo Ochoa, también hay. Y yo diré que, mientras pueda, esos del Severo irán de culo, porque yo prefiero para mis achaques de digestivo ir al Clínico, que ya me conocen y saben como estoy.
Aunque también puede pasar que, antes de que se muera mi madre y antes de que yo me quede calva, desaparezca del todo la capa de ozono y nos vayamos todos a tomar por culo, la humanidad, mi madre y yo, para que vuelvan otra vez los dinosaurios a invadir la Tierra. Porque esto no va bien.

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