Sentada del 25 de febrero de 2010



HURRAS POR ROSA
DE SUS AMIGOS ADREDISTAS
(Se nos ha muerto Rosa. Se nos ha muerto triste, muy triste. Es un hecho que nos hace sentir culpables a los que la acompañábamos cada día. Aunque también es cierto que la vida es tan misteriosa como breve, y Rosa había agotado la suya. Fue feliz algún tiempo y fue infeliz algún tiempo. No se puede decir de Rosa que haya vivido la mejor vida imaginable, pero tampoco ha vivido una mala vida. Muchos la echaremos mucho de menos durante mucho tiempo, es así, es así. Vivirá en nuestro recuerdo. Y aquí, en su blog, continuaréis encontrando sus cuentos, más otros muchos que dejó escritos y que colgaremos cada semana. A Rosa la conoceréis mejor por sus cuentos que por vuestros propios recuerdos. Sus cuentos fue su obra. ¡Hurra por Rosa!)

Hurras de Gabriel
Cómo te recordaré, amiga.
Tenía mucho trato contigo. Cariño, tiraba muy a menudo de tu silla, ya que hacíamos varias actividades juntos.
El taller de Gena, el taller de musicoterapia con Roberto y Ana Isabel. Te fuiste. Venías también a escritura, como yo.
Qué disgusto le voy ha dar al profesor de músicoterapia. Supongo que se lo tengo que decir yo, un amigo está para lo bueno y para lo malo.
Andrés quiere meter en el blog todos estos textos. Pero Rosa no está muerta, aunque nos ha dejado una gran lectora.
Es mi deber decírselo a Roberto. Aunque las despedidas son bastante jodidas, hay que tener huevos.
Es así.

Hurras de Isabel
¡Hola, Rosa! Soy Isa, estoy enfadada contigo por haberte ido después de haber pasado unos meses tan malos.
A mí me hubiera gustado mucho verte feliz. Pero no ha sido así, siento mucho tu marcha, que en cierto modo me la esperaba porque estabas muy malita.
Cuando yo iba a tu cuarto te veía siempre leyendo, no te cansabas nunca de leer, tenías una biblioteca llena de libros, algunos muy gordos como la biografía de Ghandi. El Quijote en CD lo escuchabas con los cascos en la sala de ordenadores.
Yo leo, pero no como tú, me canso de leer y enseguida me lloran los ojos. Y ahora, por dentro, estoy triste y lloro por ti.
Me he quedado muy triste por ti y he sentido mucho tu fallecimiento.
Me acuerdo que cuando estabas malita, abrías los ojos, y algunas veces decías: ¡ay, madre mía! Y yo te preguntaba: Rosa, ¿qué te pasa? Y tú volvías a cerrar los ojos y no querías hablar, como si no quisieras saber nada del mundo.
También recuerdo que antes de estar enferma hablabas con todo el mundo, te reías y eras muy graciosa, hará de eso ya más de un año.
Cuando murió tu madre, tenías obsesión por ella y siempre la estabas recordando, y así, poco a poco, fuiste enfermando.
Rosa, me alegro, por un lado, de que te hayas ido, para que así no sufras tanto y tengas todo el tiempo del mundo para leer allí arriba en el cielo. Pero, por otra parte, lo siento mucho y me da rabia porque ya no podremos volver a verte, aunque todos tus amigos te tendremos siempre en el pensamiento.
¡Un beso! ¡Te quiero!

Hurras de José Luis
Hoy se ha ido nuestra compañera.
Se fue y, la verdad, lo he sentido
porque era una compañera prudente
y nunca se le oía ninguna queja.
Ella leía cosas que yo no leo.
Ella me dio una lección de humildad
y también de fuerza de voluntad
porque siempre estaba con un libro
en las manos, y yo no he sido capaz
de leer tanto como hubiera querido.
Me gustaría pensar que ella y su madre
están en el cielo juntas. Por mi parte,
siempre la llevaré en el alma.
Adiós Rosa... ¡buena compañía!

Hurras de Carmen
Ay, querida leona, Rosa de mis pecados, aunque tu cara apacible y medio adormilada, pero sobre todo el maldito catéter para asegurar tu alimento, que a veces te cambiaban por comida blanda, no podían señalar nada esperanzador, yo esperaba que no te fueras tan pronto para allá arriba, hija, esperaba que por fin te dieran alimento normal y no te marcharas.
A diferencia de nuestro pobre Alfonsillo (¿quién sabe por qué protestará hoy?), tú aceptaste con resignación de santa y Séneca no poder usar el trono eléctrico, e ibas por los pasillos a paso de tortuga empujando tu silla. Yo no habría sido capaz de soportarlo.
Yo a veces te ayudaba a llamar a tu casa porque contigo daba gusto, porque cogías el teléfono y era todo más fácil que con otros colegas.
Me admira tu afición a leer. Yo prefiero los viajes en directo, pero tú viajabas a través de los libros. Una vez, cuando las dos estábamos en el grupo de Jena, te dejé aquel librazo, “Mis experiencias con la verdad”, una biografía sobre Gandhi que una amiga mexicana que me había dado clases de franchute me regaló. Yo no fui capaz de llegar más que por la mitad, cuando hablaba de las diferentes castas y las relaciones de Gandhi con ellas, pero tú te lo leíste en 2 meses o menos. ¡Y me confesabas que te saltabas los nombres! Pues vaya.
Desde donde estés ayúdanos con tu serenidad y tu buen sentido. Y ojalá que puedas viajar muy lejos otra vez.

Hurras de Conchi
Rosa era una chica muy reservada, que sólo hablaba con la gente que le podía ofrecer un libro nuevo. Le gustaba mucho leer, al contrario que a mí, y así sabía de qué hablar más fácilmente. A ella le gustaba El Quijote, yo no sé cómo se pudo leer ese tocho de libro que tiene no sé cuantas páginas. Para mí El Quijote es un poco rollazo. Pero a Rosa le gustaba cada libro... Todos los libros que encontraba por la biblioteca o le regalaban se los leía en el momento. Yo no sé cómo podía, porque entre los ataques que le daban y luego que veía un poco mal. Últimamente se iba con Gerardo a que le pusiera el Don Quijote en el ordenador y ella lo escuchaba. Yo fui dos veces y lo dejé, vaya rollo, aunque a mí me convenía para tener una culturita y luego escribir mejor los textos y los relatos. Que Chéjov lo aguanto en el taller, pero no me gusta demasiado. Se aprende cómo escribe ese tío, y así escribimos mejor los relatos, pero es muy viejo ese tío.
Yo subí un día a la habitación de Rosa y me puso mala cara, como diciendo ¿qué haces aquí? Y entonces yo dije ¿para qué habré subido? Creo que la molesté y desde entonces no volví a subir más, porque tenía un carácter un poco fuerte.
Un día una chica que se sentaba en su mesa la pegó y la dije yo: –Pues cámbiate de mesa, chica, no seas tonta. Al final la cambiaron a otra orilla de la misma mesa, al sitio de Emilio. Y a Emilio le dieron las pastillas de Rosa por equivocación y se lo tuvieron que llevar al hospital para lavarle el estómago. Tiempo después murió también Mª José, la chica que pegó a Rosa.
Yo sólo me relacionaba con Rosa en el taller de Escritura y un poco por los pasillos. Cuando más tiempo pasé con ella fue hace 3 ó 4 años, cuando teníamos que hacer un relato para fin de mes y Ana venía a ayudar a Rosa y yo me metía por medio, como siempre. Al principio me parece que a Rosa no le hacía mucha gracia, porque la distraía y no la dejaba escribir con mis chorradas. Una vez hasta me echó de la habitación antes de que llegase Ana, y desde entonces ya no subía tan pronto, sino que esperaba hasta que llevasen escribiendo media hora y entonces hacía mi aparición, como el fantasma de la Ópera. Entonces Rosa ya estaba más relajada porque había escrito bastante y no le importaba reírse de mis gilipolleces. Ésa es la época en la que más relación he tenido con ella y cuando la he visto más contenta.

Hurras de Peva
Cada día me sorprendo más de nuestra fragilidad. Porque nosotros, o sea, el ser humano, tenemos una manía, que es creernos inmortales. Pero esto es un gran error, que sólo nos damos cuenta cuando nos deja algún compañero, el cual se las pira por el foro casi sin despedirse. Nunca se lo dice a nadie, sino que se va discretamente. Se puede decir, en este caso de Rosa, que se fue igual que vivía. Porque Rosa siempre fue muy discreta, o eso me parecía a mí.
Ella tenía un punto de unión conmigo, del cual me enteré casi por casualidad. Era ello que también había conocido Venezuela. Seguramente por motivos diferentes a los de mi familia, que fuimos a Caracas por motivos políticos, expresión de época que ocultaba la represión pura y simple, su familia tuvo que irse también allende los mares y cruzar el charco en unas circunstancias, digamos, poco relacionadas con el ocio.





LOS DOS HAN DESAPARECIDO ESTA SEMANA
MaryMar
Hace unas semanas, vino mi hermana Paloma a buscarme, para llevarme al hospital Severo Ochoa, donde estaba ingresado mi padre, bastante enfermo.
Hace unos días volvió, acompañada de mi hermana Paloma. Me recogieron en la habitación y fuimos a hablar con Gena, la psicóloga. Allí me dijeron que mi padre había muerto. Lo sentí mucho, aunque ya me lo esperaba. Últimamente no respiraba bien. Sin embargo, su muerte fue tranquila. Le recuerdo como un hombre divertido y alegre, muy cariñoso con todo el mundo. Quería a todos. Su muerte la he sentido mucho. Le quiero dedicar un poema:
A mi padre, con amor
Los sobrinos te querían
y lo han sentido mucho
porque eras un hombre bueno,
María, tu mujer,
se ha quedado destrozada,
y yo, tu hija,
cuando me dijeron que te habías ido
me quedé paralizada,
desde ese momento
estás en mi pensamiento.
Ayer vino a verme mi madre. Me trajo un recordatorio de mi padre y una foto de ellos dos cuando eran jóvenes.
Después de este palo, me entero de que una compañera del centro, Rosa Lasáñez, ha muerto. Lo sentí mucho. La recuerdo como una mujer simpática con todo el mundo y siempre alegre. Venía los lunes al Taller de Escritura. Los textos que escribía eran muy bonitos. También escribía poemas. Siempre sobre cosas de su vida. Los últimos meses venía al taller, pero ya no podía hablar. Le decía alguna palabra a Andrés, su asistente, y a partir de ellas este formaba una historia.
La recuerdo cuando bajo al comedor, pues ella estaba en la primera mesa tomando sus purés, ya que no podía masticar. Cuando salía y la saludaba, ella me dedicaba una sonrisa.

Hurras de Rosalía
Yo conocí a Rosa cuando entré aquí. Estaba con Amparo y cuando íbamos a comer me pedía que la llevara al comedor, a comer, que empujara su silla. A mí me caía muy bien, pero yo veía que cada vez estaba peor.

Hurras de Laura
Me acuerdo muchas veces de ella; cuando oigo que llaman a otras compañeras “Rosita” pienso que es porque ROSA sólo ha habido una. Por eso le digo a mi asistente que escriba con mayúsculas su nombre.
Recuerdo por encima de todo, sus grandes ojos azules, claros. Eran únicos, le hacían muy bella. Me transmitían la tranquilidad interior que ella tenía. Para mí, que soy muy nerviosa y quiero hacer muchas cosas, sus ojos abiertos me causaban un efecto sedante.
Si sus ojos permanecían cerrados, algo en ella no iba bien. Su tristeza me llegaba como un aroma suave, que se va respirando poco a poco.
Era difícil, sobre todo en estos últimos tiempos, oír su voz, pero yo tuve la suerte de escucharla cuando venía su familia a verla los domingos. Si no estaba la familia había que sacarla las palabras poco a poco. Yo lo conseguí alguna vez. Era más de lectura que de conversación. La lectura era su vida. Venía con gusto al taller de escritura. Escuchaba los cuentos con atención, a veces parecía que se quedaba dormida. Gracias a lo mucho que leía, sus escritos de cada lunes nos enriquecían a todos los que veníamos al taller. Era muy creativa recordando sus viajes de familia, y también cuando se inventaba cosas.
En mi conciencia siempre quedará grabada la imagen de ROSA, grande, enorme de estatura, y con sus ojos azules expresando la bondad de su corazón. Así la recuerdo yo.

Hurras de Iñaki
Una mujer que se llamaba Rosita,
Una mujer que quería al mundo,
un mundo lleno de zancadillas
que terminó agotándola,
Rosita decía
“el mundo es maravilloso”
aunque sabía que el mundo era muy feo:
¡¡¡Viva Rosita!!!

Hurras de Víctor
Ayer murió Rosa Losáñez. Yo no la conocía. Hace diez años que vivo en esta residencia. Por lo que me han dicho, Rosa ya estaba aquí cuando yo llegué. Nunca la traté, nunca hable con ella. La veía cuando bajaba al comedor, tenía una figura agradable. También me han dicho que iba al taller de textil, con Amparo, como iba yo, pero nunca en todo este tiempo coincidimos allí los dos, debíamos de colocarnos en salas diferentes. La única vez en mi vida que he estado a su lado fue aquí, en el Taller de Escritura. Ella ya estaba mal en su silla, muy recostada y muy silenciosa, y yo tampoco me encontraba nada bien antes de Navidad, que fue cuando coincidíamos. Cuando yo volví del pueblo, ella ya no vino nunca al taller. Han sido diez años de vivir bajo el mismo techo sin habernos dirigido la palabra. Bien es cierto que ella vivía en la primera planta y yo en la planta baja, siempre fue así, pero eso no es disculpa. Ahora siento tristeza por mí, por no haberla conocido y tratado más. Es una pena que vivamos juntos y no nos conozcamos. Ahora me doy cuenta de que no conozco a muchos compañeros. Me voy a hacer el firme propósito de hablar con todos y de interesarme por todos. Será el favor que le deba a Rosa.

6 comentarios:

Nubes-y-claros dijo...

Hola a todos:
Muchos domingos entro en esta vuestra casa blogera, y me reía lloraba, con muchos acertadísimos escritos, con un humor agridulce, recuerdo una entrada que describía el Parque Sur que debe estar muy cerca del centro y otro de dos amigas informáticas,en fin muchos que escribia una barbaridad
Siento sinceramente que se .haya ido una asidua y buena de escribiradrede a coger su inspiración por otros lares, tambien siento una cosa no haberos saludado antes, que ya lo llevaba pensando tiempo, por eso dicen, lo que no haces hoy mañana es tarde.
Un saludo muy afectuoso.

...ADREDISTAS dijo...

Gracias NyC,

le pediremos a Carmen que te responda más ampliamente... ella sabrá agradecer de parte de Rosa y de todos los adredistas. Un abrazo

Anónimo dijo...

HOLa Soy carmen la gastona te agradezco por todos tus amables palabras yo tamnbien siento ahora no haberla vistado mas veces estando aun bien q mal repartido va el destino ella quiso estudiar y no le dejaronyo pude y no lo aproveche pienso ahora lo q dijo un compy de aqui el hombre colonizara la lun pero nuestros males siguen aqui besotes

Anónimo dijo...

muchas gracias por bonitas frases soy la gastona otra vez si te agrada puedes oirnos a unos pocos a traves de progr radio pincha prog grabados y nos oiras tambien puedes colaborar en el blogs
como adredista externo /a

Nubes-y-claros dijo...

Holaaa Carmen la gastona,¿ como firmas tu? ¿ pues ya me cuentas como se colabora como adredista externo.
Un saludo muy afectuoso

...ADREDISTAS dijo...

HOLA nubesy claros muy agradecida de q me escribas ,me pillas unpoco flo ja de animos pues estoy mu gorda .pero debo decirte quepor mi centro estamos preparando un concurso de cuentos breves sobre diversidad y las bases estan si salgo o no salgo a puntito de salir en este mismo blog... para ser adredista externo, escribe tus relatos (no muy largos... como los del blog, más o menos) a la sig. dirección escribiradrede@gmail.com
o a la mia (casorialascorz@yahoo.es
)un monton de besotes carmen soria... en el blog soy Carmen