Sentada del 9 de junio de 2011

EL CAMPAMENTO DE SOL
HeavyMetal
Ya es hoy el día 24, porque son más de las 12 de la noche, pero ayer fue un día histórico.
A media tarde de ayer, día 23 de mayo, vino al CAMF, a charlar con nosotros, Julio Llamazares.
Y lo primero que se me ocurre preguntar es por el campamento de la Puerta del Sol.
Tiene su lógica, desde el 15M no hablamos de otra cosa.
Y, cuando terminó la charla, me marché al campamento.
Estuve un rato con los chicos, firmando algunos manifiestos de la DIVERTAD: Dignidad más Libertad en la Diversidad.
Cojo el metro hasta Puerta del Sur, luego hasta Casa de Campo.
Fui por la línea 5, que esa sí que da la vuelta hasta Callao.
¡Cómo cambia la vida! Antes del 15M me quería pegar un tiro.
A mucha gente de la mani le he dado la dirección de nuestro programa de radio en EcoLeganés.
El colega me quería llevar a escuchar otra vez a Llamazares, que hablaba en el CC del Saramago.
Me parece que son catorce estaciones. Luego, en Callao, voy hasta Sol con mi silla, empujando con los pies.
Días como el de ayer hay que aprovecharlos, aunque yo lo siento mucho por el hermano de Emma, que se murió también ayer, día 23. Lo siento, Emma.
¡Qué maravilla de poema! ¡Ni Julio Llamazares escribe así!
Había gente de todo tipo, hay muy buen rollo en Sol.
Se pone contentísimo el kiosquero cuando me ve pasar por delante de su ventanilla.
Ahora es día 26. Llevo yendo a Sol tres días consecutivos, del Lunes 23 al Miércoles 25.
Y, entre medias, el programa de radio escribiradrede, habando también del campamento de Sol.
Son tres días, se me ha juntado la noche con el día.
El 24, un chico me ayudó a subir al metro de Plaza de España.
Ayer, 25, me acompañaron tres chicas hasta Plaza España, a cual más bonita.
Los adredistas tenemos que conseguir que vuelva Julio Llamazares al CAMF.
Ojalá que las chicas que me subieron ayer hasta el metro se acuerden de venir a visitarme.
Creo que me voy a equivocar, no vendrán, tengo muy mala suerte para este tipo de cosas
Tres veces he estado allí, en Sol, apoyando en todo.
Y hoy, 29 de mayo, fui a poner el broche de oro.
Me parece que mañana hablarán de levantar el campamento.
Todos durmiendo juntos, niños y niñas, seguro que follan también.
¡Qué maravilla de poema estás escribiendo! Para la posteridad.
Esta poesía narrativa mola mucho más que aquellos de los evangelistas.
Se lo llevé, lo escrito hasta aquí, lo leían e impresionaba a la gente con la que me cruzaba allí, en Sol.
Con la silla de ruedas me cruzo toda la ciudad.
Con este poema y con el cartel de DIVERTAD me hice el dueño del campamento, que allí ya tengo colegas.
Lo voy a meter al blog de escribiradrede.
Este poema, o manifiesto, sí que tiene fuerza, una vitalidad como un obús.
Hay que vivir el momento, primero es tu vida y luego la vida alrededor.


INSATISFACCIÓN
Rafa
En una ocasión había estado en cama más de un año seguido, dieciocho meses para ser exactos. Aunque ese período tan largo parecía cosa pasada, se le estaban presentando unos episodios en los que gozaba de mucha libertad, pero lo que pasa es que sin poder andar, que esa mosca no se le iba de la oreja.
Y estaba tan harto de no poder moverse, que incluso empezaba a darles malas contestaciones a los compañeros de la Residencia, sin darse cuenta. Eso le robaba la tranquilidad, porque de todos era sabido que acostumbraba mostrar mucha paciencia. Pensaba: “¿Para qué, o para quién se han diseñado las cosas de este modo?”
Algo en el jardín que penetra ese ala de la Residencia lo distrajo: un par de mirlos, que no esperarían toda una eternidad a que su cría se decidiera a dar el salto del nido, hurgaban en la grama algo apetitoso, de seguro.
No supo en qué momento la hambruna a la que lo sometían le pareció tan opresiva, pero la insatisfacción de esos últimos días empezó a diluírsele, sin casi advertirlo tampoco, durante el tiempo que observó al mirlo joven, que no se atrevía a saltar más allá de las ramas próximas al nido.


MARI, LA DEL ESTANCO
Victor y adredista 0
En el circo, a mi silla y a mí nos habían colocado junto a la pista, delante de la primera fila de asientos. Y Mari, la del estanco, estaba justo detrás, junto a mi hermana Macarena y mi sobrino Víctor. Hasta ahora no habíamos visto más que a torturadores de animales, perros, caballos y leones obligados a hacer el ridículo. A mí no me divierte ver dar latigazos a un león en una jaula o a un caballo quitándose el sombrero o a un perro pasando por un aro de fuego. En cambio, la Mari se reía detrás de mí como una loca, cuantas más ridiculeces hacía el caballo más se reía la Mari.
Cuando salieron los payasos a la pista, entonces comenzaba la función para mí. Ahora la pista era del payaso Triste, pero a la Mari le gustaba el payaso Listo, ese tipo que estaba allí en medio de la pista para aguarle la fiesta a mi amigo. Porque el payaso Triste es mi amigo, sobre todo aquel, que era funambulista y saxofonista y situacionista, esto lo digo porque a todo le daba la vuelta. Subía al alambre a caminar, y lo hacía con las manos, boca abajo, cuando no se caía. Soplaba el saxo y sonaba un grajo. Todo le salía al revés, como a mí, pero yo me tronchaba. La Mari, en cambio, no hacía más que gritar: “¡Ay, que se cae!, ¡ay, qué mal suena!, ¡ay, qué inútil es!” Me estaba poniendo de los nervios. Y oí que le dijo Macarena:
–Pero Mari, que es un payaso, que los payasos hacen reír porque se dan trompadas y porque todo les sale mal.
–Pues yo prefiero al Listo, que es un señor –contestó ella.
Ya me tenía harto la Mari, la del estanco, y se lo tuve que decir por ver si se callaba:
–Pues el Tirste fuma como un carretero. He visto como discutía en su caravana con tu Listo, que no puede ver el tabaco y no le dejaba fumar dentro.
Fue oírme esta observación y la Mari descubrió su alma de tendera y cambió de humor y comenzó a hacerle gracia mi héroe el Triste, que ahora subía otra vez a la cuerda, pero con el saxo, y ahí, haciendo equilibrios, se marcó un sin fin de variaciones sobre el Amor Brujo de Falla que nos dejó a todos llorando y con la boca abierta. Ahora sí que se estaba riendo de todos nosotros mi amigo el payaso, de nuestra risa de superioridad.
Pues todavía mi payaso Triste me hizo reír con más ganas al día siguiente, cuando lo vi en el estanco de la Mari, y ligando con la dueña. Pero de quien me reía entonces era de la Mari, de la Lista.

No hay comentarios: