Un chasco

JoséLuis
Estaréis conmigo en que el escritor es un charlatán que suele contar lo que a nadie le importa, pero que siempre está acompañado. Y generalmente, bien acompañado. Nunca he sabido deshacer este nudo. Porque yo, desde niño, siempre quise ser escritor para decir todo lo que se me ocurre, y sin embargo nunca he conseguido tener compañía, o sea, oyentes.
Tengo un handicap, y es que mi fonación no es nada ortodoxa. Y por eso nadie me coge afición. Se paran al oírme, interpretan lo que digo y se van, nadie se queda conmigo a discutir las ocurrencias. O sea, que mi destino de escritor es estar siempre solo, lo contrario de lo que yo soñaba cuando soñaba con ser escritor.
Es por lo que últimamente, cansado de silencio, he decidido quedarme en la cama, que posiblemente sea el mejor sitio para estar solo, aunque no lo parezca. Ya sé que en la cama se está muy bien acompañado, pero a falta de otros alicientes, la horizontalidad es una posición muy descansada y gratificante, aunque sólo sean testigos las telenovelas de la Primera.
En realidad, tampoco he sido el primer escritor que se ha echado. Otros que conocí se daban a la lectura de novelas del oeste. Mi elección de la telenovela es más consecuente con la realidad de echado, pues ni siquiera tengo que hacer el esfuerzo de leer para compartir.
De todas formas, cambiaría mi actual vida por la vida de cualquier charlatán con audiencia, o incluso la vida de cualquier escritor sin lectores, pero bien acompañado. En fin, que la cama tampoco lo es todo, pero algo ya es.

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