Despedida

Conchi
Ha venido Laura a despedirse de mí. Le ha salido trabajo en Budapest y se va con dos amigos, Nano y Manuel, para montar entre los tres una empresa de informática, que a Laura se le da muy bien.
Me da mucha pena que se vaya porque no la voy a volver a ver. No tendré más remedio que escribir correos para comunicarme con ella y saber de su vida.
Ahora no me gustan tanto los ordenadores como antes, que me manejaba mejor. Prefiero que otra persona escriba por mí, que soy muy lenta. Pero en la sala de Internet, Gerardo ya se ocupa de demasiada gente como para pedirle ayuda. Y mi madre no quiere ir por allí, pues ocuparía un ordenador y teme que algún residente la eche la bronca, que aquí somos malos como Caín…
Que sepa la directora, aquí se lo digo, que necesitamos Internet en las habitaciones. Así mi madre se conectaría desde mi ordenador y, con la excusa de que ella aprende, la convencería para que me escribiese los e-mails para Laura, que esta es mi preocupación ahora mismo, lo habréis notado.
Lo que más voy a echar de menos son las risas que nos echábamos juntas y la compañía que me hacía los lunes por la mañana. Yo le he dicho a Laura que voy a dejar el taller porque sin ella ya no me llenará como antes.
Pero ella me ha dicho que se enfadaría mucho y que me daría dos yoyas cuando viniera a verme algún día que pudiera. No le gusta ni oír hablar de que voy a dejar el taller de escritura creativa.
Yo, si pudiera, botaría de alegría, porque estoy segura de que las cosas le van a ir muy bien a mi amiga en Budapest.

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