(desde
mi silla de ruedas)
Laura
Es
sorprendente cuando enciendes la tele y ves la gran movida que se ha
organizado en todo el centro de Madrid. Veo toda esa masa de gente de
acampada y me digo: “Ya era hora de que el pueblo se manifestara
contra los banqueros y el Gobierno, que están ahogando a los
trabajadores, exigiéndoles siempre más de lo que ellos pueden, como
si el esfuerzo que ellos tienen que realizar cada día que sale el
sol fuera cualquier cosa”.
Una
de las imágenes que más me ha impresionado es cómo se reparten
agua para poder soportar el calor. Es una señal clara del mutuo
apoyo entre los manifestantes; aunque la verdad es que me impresiona
todo lo que está sucediendo, todo es hermoso. ¡Qué gusto! ¡Qué
suerte! A través de la televisión que me regalaron mis hermanos
(aunque con mi dinero, la verdad, que he trabajado mucho como
enfermera en los hospitales y por eso entiendo tan bien a estos
chicos que acampan en Sol) puedo verlo todo en el momento que se
produce.
Envidio
a toda aquella gente. Sé que es imposible para mí estar con ellos,
en mi silla de ruedas no me atrevería jamás a ir, aunque algunos
compañeros ya se han asomado por allí. Pero tengo ojos para verlos
y la suficiente imaginación para sentirme en medio de los
manifestantes, contagiada con su euforia, que me sube el ánimo a
tope. (Me
he pasado un pelín, yo creo, con la euforia, ¿no?)
Me
enorgullece ver jóvenes y mayores así de valientes y libres, yo en
su lugar sentiría en estos momentos algo de miedo.
No
tengo amigas aquí, en el Centro, para compartir este tipo de
emociones, por eso el taller de Escritura Creativa me ayuda tanto a
vivir y a revivir, que me permite desahogarme con Nano y soltar todo
lo que pienso y que nunca hablo, y así podemos escribir.
Con
la Puerta del Sol, ese milagro de acampada innumerable, hoy ya me he
vaciado totalmente y no me sale más.
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