¿Por qué mi hijo me toca la fibra tanto?

(Nos seleccionaron los de MedialabPrado a los adredistas, dentro de su taller experimental Funcionamientos: Diseños abiertos y remezcla social, como invitados estrella entre los proyectos escogidos, para hacer nuestro Taller de Escritura Creativa en las naves del Matadero de Legazpi. No os lo vais a creer, pero tuvimos público. A poco más y llenamos el lugar de amigos. Nos ayudaron muchos de ellos a escribir, desde Alba –gracias, Alba– hasta GabrielLucas, y otros mil más, o por lo menos diez. Estuvimos escribiendo muchos de los habituales, y algunos que jamás habían pisado el taller, como Rafita, Gero, Ramón y JoseFelipe –hoy publicaremos sus textos, los primeros–, o JoseÁngel y Rosalía, que les cuesta asistir con asiduidad.
Y todos nosotros, todo el día por allí mirando y exhibiéndonos. La condición era arrancar nuestros textos a partir de revolución, una palabra que, curiosamente, remite en su etimología a la escritura y a la lectura, a los pergaminos que se revolvebat, o sea, se desenrollaban para poder escribirse o leerse. Lo mismo que desarrollo, <de rota=rueda, des-a-rodare=des-arrollar, desenrollar> un concepto igualmente ligado a la Historia humana, no ya por remitir a la escritura en su origen, sino también a esta locura del crecimiento sin medida, pues nos ha arrollado el desarrollo. ¿Por qué será que revolución, en el imaginario cultural dominante es un concepto peligroso, y con desarrollo ocurre lo contrario, que se considera algo deseable? O sea, lo que nos puede salvar del desastre, la revolución, es rechazado, y lo que nos ha traído al borde del precipicio, el desarrollo, es bueno. Es lo que tienen las palabras, como hemos dicho tantas veces en el taller, que se llenan de mierda en su uso por las sociedades que ponen en comunicación, o mejor, por los dueños de las palabras, que son los dueños de todo.
Pues de esto escribimos en el Matadero de Legazpi, un lugar al que , en fin, nos llevó la constancia, el entusiasmo y la inteligencia de Montse, nuestra asistente de escritura y de casi todo ya)

(Y esto escribió Rafita, otro adredista sobrevenido. Y como vais a comprobar, escribió entusiasmadísimo sobre la revolución)
 Rafita
¿Qué emociones no siente cada persona con esta palabra tan amenazadora?
Y yo me pregunto: ¿por qué la revolución me altera tanto mis otras emociones, esas que me dan más claridad y luz, más salud a mi forma de vivir?
Tengo todo el poder del mundo para realizar mis ilusiones, pero pierdo el tiempo llamando mucho la atención de los demás para que me critiquen, o mejor, para que me aplaudan.
Yo no sé quién soy todavía, pero me gustaría llegar a saber ¿de dónde?, ¿hacia dónde?, y ¿para qué?
O sea: ¿por qué siento ahora que estoy reencarnado?
¿Y por qué me siento más revolucionario aquí?
¿Y qué me estás diciendo tú, rebelde sin causa?
Y lo más obsesivo: ¿por qué mi hijo me toca la fibra tanto?
¿Por qué a mí me gusta más la Revolución de los Claveles de Portugal y prefiero sentirme cada vez más libre y también cumplir con mis responsabilidades bien, gracias a Dios?
En una pared de Lisboa se leía: “Prefiero la pobreza al aburrimiento”.
También me pasa: ¿por qué me emociono tanto cuando veo tanta discriminación?

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