Tortura


Laura
¿Quién tortura a quién? ¿Jaime a Elena o Elena a Jaime? Esta es la cuestión.
Jaime perseguía constantemente a Elena. Vivían en calles diferentes, aunque cercanas. Todas las mañanas de su vida Jaime se ha puesto guapetón, desayunaba deprisa y salía en dirección a su instituto. Pero últimamente hace un rodeo para pasar por la calle de Elena.
Caminaba poniendo “ojitos” para encontrarse con su amor, pero Elena le ignoraba cada vez que él la seguía a cierta distancia, sin atreverse a ponerse a su lado. El día que surgió la fatal casualidad de encontrarse cara a cara, Jaime se quedó cortado. Los dos se sonrojaron y se quedaron mudos breves momentos. Jaime fue el primero que articuló unas palabras, sin embargo:
–¡Qué alegría, Elena! ¡Qué casualidad encontrarte!
Elena, que era mucho más astuta, haciéndose la dura le contestó:
–¡Mira que eres tonto! Te crees que no me he dado cuenta de que todas las mañanas me persigues. Además, tu instituto no está cerca del mío y te vas a clase dando un rodeo para pasar por mi calle. ¿Crees que soy tan tonta como tú? –y le preguntó al fin para salir del paso– ¿Sabes nadar?
Jaime se quedó aún más desconcertado, tanto que, sin saber nadar, contestó que era su deporte favorito.
Elena le citó para el día siguiente a las 5 en la piscina municipal. Jaime aceptó a pesar de no saber nadar y del miedo al ridículo ante Elena. En la piscina municipal le pidieron el carnet de socio. Se puso más nervioso de lo que estaba porque no lo tenía y le hicieron uno provisional para ese día.
Entró en el recinto y buscó a Elena, sin encontrarla. Esperó largo rato al borde de la piscina, al principio disimulando sus nervios, después claramente desesperado.
Mientras Jaime lo estaba pasando mal, Elena celebraba con sus amigas lo “bien” que lo estaría pasando el tonto de Jaime con su deporte favorito.

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