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Crimen perfecto.


Ella dormía poco y su marido padecía disnea, cortos espacios de tiempo suspendido, en los que olvidaba respirar.
Ella contaba, uno, dos, tres, cuatro… y, asustada, le daba un suave codazo para devolverle a la vida.
En alguna ocasión había llegado hasta el número 10 antes de despertarlo, en otra, rebasó el 15.
Anoche comenzó a desgranar números como en una letanía, lentamente, con cadencia, … y olvidó el cariñoso codazo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuántas no habremos deseado ese olvido? ¿Cuántas no lo soñamos?

Anónimo dijo...

excelente humor negro.
Muy bien

Anónimo dijo...

Muy bueno, menos mal que la naturaleza se encarga de darnos el codazo porque sino habria muchos "olvidos" espero tu pareja no sepa que el relato es tuyo, le iba a costar conciliar el sueño

Anónimo dijo...

Pues a "mi pareja" se lo he leído, pero le he convencido de que los escritores mentimos siempre y que nunca, nunca, hacemos relatos autobiográficos... y él me cree.

Anónimo dijo...

Veo que ademas de escribir bien
tienes sentido del humor, y si ademas tienes una pareja que te cree lo que le dices eres una persona afortunada, enhorabuena por tu talento y por tu pareja.
Ahora solo me falta decicir cuantos votos te doy

Anónimo dijo...

No se puede decir más con menos palabras. Yo no me fiaria mucho de una compañera que se "olvida" que nos hemos prometido fidelidad perpetua.

Anónimo dijo...

Solo dos palabras.....ME ENCANTA

Anónimo dijo...

Tremenda historia. Originalísima.

Anónimo dijo...

Yo no le doy codazos, le hecho un cubo de agua fria para que no se duerma.

Anónimo dijo...

Muy, pero muy bueno!!!

Anónimo dijo...

Veo que solo yo no estoy seguro del sexo del escritor o escritora
los demas dan por hecho que es mujer, pero estoy de acuerdo creo que solo a una mujer se le hubiera ocurrido este relato y no me parece buena señal.