SILENCIO
Jamás dejaron de amarse, años y años de convivencia, de complicidades; tres hijos en común,Manuel, Berta y el pequeño Sebastián, cientos de noches de amor, cálidos días de cariciasrobadas a la rutina, besos primero largos y densos con las bocas hambrientas, después dulcesy quedos sobre los labios ajados por la edad. Solo entre ellos una pregunta sin respuesta ¿quéfue de tu amigo Gabriel? Ella preguntaba, él callaba, hasta hoy cuando las lágrimas sederraman sobre la tumba recién abierta y vuelta a cerrar sobre el cuerpo que él veneró, por elque respiró cada uno de los días de su vida, por el que incluso llegó a matar y luego callódurante cincuenta años, hasta hoy, justo hasta hoy.
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1 comentario:
Silencio a voces, a lo que se ve.
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