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Otra mujer

Manuel presentía que el final era inminente. Su madre ya casi no podía moverse. La internaron una tarde de urgencia, cuando él estaba en la escuela. A la noche, su padre les dio la noticia a él y a sus hermanas menores. Sin vergüenza y sin consuelo el joven lloró sobre el hombro de su papá. Tendría que seguir jugando solo con los autitos.

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