Edad de cuerpo y corazón
Él fue al registro por un certificado de vida; debía demostrar en otro centro burocrático que estaba vivo.
–¿Qué edad tiene? –le pregunto la funcionaria, sin apenas mirarlo.
Él, cargado siempre de una vitalidad que se le desborda locuazmente, llena de respeto y a veces con cierta ironía benévola, contesto con todo detalle.
–Tengo sesenta años; pero mi corazón sólo tiene treinta y cinco...
–Ya... –torció ella el hocico, y ante la sospecha de que Él fuera un guasón, continuó decidida–. ¿Pretende vacilarme, caballero? Este lugar es muy serio y las personas que trabajamos aquí muy rigurosas... Únicamente, si desea continuar con su dinámica chabacana, le falta decirme la edad de su alma...
–Que no..., señorita; no es mi intención bromear... Mi edad es la dicha, y la vida de mi corazón concuerda con la edad de la joven negra que me lo donó después de morir en accidente. En cuanto a la edad de mi alma no le puedo decir, ya que, como todas, es un ente autónomo que viene y va entre diversidades humanas; pero estoy contento con ella; compruebe..., compruebe, míreme a los ojos y la verá en mi sonrisa.
La funcionaria miró de soslayo, con cierto rubor; se levanto y dijo que iba por el certificado de vida que Él había solicitado. A medida que caminaba parecía detenerse para ver su rostro en los cristales de las mamparas que delimitan los departamentos... Quizá intentaba descubrir su alma, saber el color de su antiguo dueño.
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2 comentarios:
es un relato muy gracioso, me imagino a ese señorín todo contento por seguir latiendo...pero una cosa, he leído casi todos los relatos de este concurso y en todos cuando hay que referirse a alguien negro se dice "de color" a mí me resulta cursi hasta la médula y hasta pelín despectivo porque...de qué color? ni siquiera se puede matizar el tono? tan poca determinación se merece el eludido? es tan sólo una reflexión...
soy la misma persona del comentario anterior y tengo que pedir disculpas pues equivoqué el comentario, referente a otro relato, precisamente este me gusta por la frescura y el llamar a las cosas por su nombre en vez de hacer circunloquios extravagantes.tiene mi voto.
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