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el universo

Todo marchaba en orden, cuando hice mi recorrido. El tema era preguntarnos si estábamos solos o no en el universo. Unos decían que por las pruebas, estábamos solos y otros afirmaban lo contrario, que era cuestión de tiempo. Mientras pensaba en eso, un centríolo me hacia señas, dando saltitos pequeñitos, que pena, estaba llevando unas proteínas a mi amiga mitocondria, que estaba mal del pecho. “Ese milagro…” exclamó, “…Y tu “todavía sigues con esa tonta teoría de que somos el sueño de un Dios desocupado.

“! Mi Teoría…?! ,… a si mi teoría”, respondí mirando a hacia otro lado.

Mentiras, era una conversación que habia escuchado entre unos nucleótidos presumidos y una enzima muy cortante.

“Aquí le traigo sus proteínas, haber si dejas esa tos, que no deja dormir a nadie en el vecindario”, le dije entregándole un paquete, envuelto en un periódico que anunciaba el fin del mundo, la mire de reojo pero ya era tarde, recordé, que ella creía a ciegas, a todo lo que le decían.

Mi amiga ya tenia el paquete en sus manos y no tardo en leerlo, que tonto que fui, como iba saber que la mitocondria reaccionaria de esa manera.

“! El fin esta cerca ¡” leyó en voz alta, con los ojos exaltados. “! Sálvese quien pueda!” gritaba como loca, recogiendo sus porcelanas preferidas.

Como pude la tranquilice, diciéndole que el fin del mundo era algo personal, que tranquila y la abrace mientras tiritaba como un perrito mojado. Yo pensaba ¿estaremos solos o no en el universo?

Amigo lector si hubieras estado allí, hubieras visto a dos organelos abrazados, mirando el horizonte infinito. Viajando, sin saber, dentro de una célula neuronal diminuta, que se agita presurosa, dentro de la cabeza de un hombre, que se pregunta, mientras enfocaba su telescopio, “Estamos solos en el universo?”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó la idea y cómo está escrito.