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JUEGO DE NIÑOS


El día transcurría tranquilo, como cualquier día corriente en la clase de parvulitos. Los niños despertaban de su siesta corta, pero reparadora y poco a poco el ambiente se llenaba de una decadente algarabía hasta llegar a su punto máximo.

En un rincón de la clase donde se encontraban Roberto, Pili y Félix empeñados en construir una tienda donde poder jugar. Rosa dirigía a sus compañeros: tu Roberto serás el medico y Félix será el papa yo estaré malita ¿vale? Vale vale contestaron Roberto y Félix entrando los tres en su tienda improvisada, pasado un tiempo unos gritos desgarradores salieron de la tienda, la clase quedó en un silencio inmenso seguido de los gritos y lloros del resto de los niños, corrí hasta el rincón de la clase tropezando con Rosa que salía de la tienda, su pequeña boca ensangrentada y sus ojos en un rió de lagrimas me dejaron petrificada ¡Rosa ¡Rosa! que ha pasado, estábamos jugando, contesto Roberto y Rosa mordió a Félix en su cosita.

Rosa se acercó a mí oído diciendo en voz baja: no mordí a Félix, el es mi papa y por eso le mordí, pues cuando jugamos en casa el me hace daño en mi cosita y yo no quiero jugar más.

Paso el tiempo y todo aquello quedo en una anécdota pues Rosa era muy dada a dar mordiscos y yo no tuve la valentía de atender la petición de socorro que Rosa me hacia.

Hoy pasados unos años volví a quedar petrificada al leer en el periódico que una jovencita llamada Rosa paseaba por un parque con la cabeza de su padre que había degollado diciéndole ya no jugaras mas.

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