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Organización

Cada cosa está en su lugar, cada pequeña partícula. Todo está limpio, ni una gota de polvo o tierra o grasa. La comida hecha espera en el horno, mantiene el calor. Todo está perfecto.
Uno diría.
Pero no. Ella quiere que él tarde en irse por las mañanas, que llegue temprano por las tardes y, para eso, hace falta algo más. Lo sabe.
Entonces, una a una, separa las partes de su cuerpo y las ordena: la cabeza, en el estante de los trofeos; las vísceras, en un tapper en la heladera; el pecho vacío, en el armario; y los brazos y las piernas, junto a la puerta de entrada.
Ahora sí. Uno cree.
Pero cuando él llegue, notará la pequeña gota de sangre al pie de la heladera que, por haber dejado la cabeza en primer lugar, ella no pudo ver.

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué tétrico.