Campaña electoral

Peva
Desde muy pequeña he tenido varias pasiones, pero ninguna me da vidilla como la escritura. No importa el tema. Incluso escribo sin tema, como hoy. Aunque lo que esté escribiendo sea difícil, tengo la facilidad de enrollarme con una de pipas. Algo bueno tendría que tener yo, aparte de ser guapísima. Las bromas que salpican mi discurso sirven para hacer más fluido mi pensamiento. Estos comentarios jocosos son la muletilla de mucha gente. Los hacía hasta mi padre para que no se le durmieran los alumnos en clase de Matemáticas. Yo los hago para divertir al o la que me lee. Como se supone que soy hija de mi padre, también procuro poner de vez en cuando algo diferente para que los lectores no se aburran demasiado y continúen leyéndome, como yo deseo. El lujazo es, sin embargo, la capacidad que yo tengo de poder escribir cuanto quiera y como me dé la gana. Es para mí el mayor desahogo. Incluso aquí, ahora mismo, con estos gritos alrededor. Ya soy capaz de concentrarme hasta en las situaciones más adversas, estoy acostumbrada. Cuando me compre mi propio ordenador escribiré tan sumamente bien que el Quijote va a parecer un trabajo de colegio en comparación con mis cuentos. ¿Lo veis? Una hoja en blanco aguanta todo lo que le eches. Yo a las hojas me las ligo previamente y la hoja me quiere cuando me pongo a escribir, hace el amor conmigo y de esta forma se amolda a mis caprichos. Tanto se identifica la hoja con mis elucubraciones que hay veces que ni yo misma las entiendo. Es el destino de los genios, ser un incomprendido. Sólo que, en mi caso, no tengo que esperar la opinión de los amigos enemigos. En fin, que yo soy consciente de que escribo los mayores disparates. Las personas que me lean, advertidas quedan. Lo ha escrito la loca de Peva, si te gusta lo lees y, si no, lo dejas. Claro que, peor para ti si lo dejas, porque está claro que esta página del ordenador es MIA y por lo tanto estoy en mi derecho a poner todas las chorradas que se me ocurran. Aunque hoy toca jugar a no decir, es influencia de la campaña electoral, que soy muy permeable y ya estoy en la dinámica. Nuestros políticos tampoco dicen nada con coherencia. Y para mayor escarnio, se pasan los 15 días tratando de convencer al sufrido presunto votante de que son demócratas y van a gobernar para todos los españolitos. ¡Ni que fuésemos gilipollas! En lo que llaman el país vecino también hubo elecciones, pero allí los mítines son en francés, que ni dios lo entiende. Y no es por nada, pero oír a un francés bien vestido da gusto, no sabes lo que no gana el mitin. Yo prefiero al ganado español, sin embargo, es mas mío y se le entiende todo. Dirá las mismas chorradas que el francés, pero no deja de ser del foro, o sea, de aquí. Y eso ya es un plus. En la condición de cualquier político que se precie está el decir chorradas, pero lo que a mí me gusta de este animal es sobre todo que hable medio bien y que dé gustirrinín oírlo. Lo que exige el gran publico votante es que se le engañe con estilo, por lo menos eso. Luego ya nosotros nos encargamos de no creernos nada.

No hay comentarios: