Compensación

Pilar
Hoy hemos celebrado el cumple de mi hermano Mamen, aquí, en el CAMF. David fue temprano en su eurotaxi a recogerlo a San Juan de Dios, su residencia en Ciempozuelos. Ya se conocen de hace cuatro años David y él. David goza de toda mi confianza con respecto a Mamen, y Mamen, especial como es, de un tiempo para acá es capaz de expresar con más claridad lo que siente o lo que necesita. También, de dar un buen trato a los que le rodean. Estuvimos acompañados por Inma, Paqui, Auxibio, Gerardo. Más tarde se acercaron, a felicitar a Mamen, Gena y algunos más del personal que labora en el CAMF.

Actualmente, Mamen disfruta todo lo que tiene. La vida le puso en el trance de una meningitis cuando tenía ocho años, como para delimitarle sin atenuantes sus marcos de referencia. De la mesa donde comíamos, se levantó para caer fulminado. En ocho días que estuvo en coma, se perdió el hijo y el hermano al que estábamos habituados en la familia y llegó ese nuevo hijo y hermano en el que se convirtió Mamen, con toda su problemática exenta de malicia. Ha tenido períodos más agitados, pero a partir de que le administran cierta medicación, la estabilidad adquirida al fin hace posible que celebraciones como la de su cumpleaños haya sido especial en muchos sentidos.
A los dos meses de que Mamen pasara el período crítico de su enfermedad, murió mi padre víctima del agobio y los achaques que arrastraba, y que ya le habían afectado el corazón. A mí también me cambió la vida para siempre: además de mi niñez sin niñez, por tener que hacerme cargo de muchas de las labores de nuestra casa desde los diez años, más pronto que otra cosa había de presentárseme la ataxia... que yo también tenía una cita con algo gordo. Mi madre empezaría a gastar mucho dinero y energías en diagnosticar mi enfermedad, poco conocida hasta entonces. Mi madre murió cuando estudiaban mi enfermedad en el Hospital La Paz.
Cuando pasó la etapa aguda de la meningitis, Mamen estaba con nosotros los fines de semana y el resto de la semana permanecía en el Centro Psíquico Fray Bernardino Álvarez, por el rumbo de Ópera. Creo en las compensaciones. Un día como hoy, tan especial, mis amigos celebrando con él y conmigo el cumpleaños de Mamen, lo demuestra. A veces las pérdidas más grandes regresan a nosotros en forma de una brisa suave que nos alivia y prepara para otras pruebas.
Si al menos recordáramos las ocurrencias de Paqui esta tarde, si nunca se nos olvidasen ya...

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