Miedo

Laura y adredista 1
Soy Laura, tengo miedo y no sé a qué. La cruda realidad es que tengo miedo y debe de ser por algo.
Recuerdo un día que viajaba hacia la playa con mis amigas. Yo conducía y, sin motivo aparente, sin mediar imprudencia o peligro, dimos varias vueltas de campana. Por fortuna no nos ocurrió nada, ni a mis amigas ni a mí. Menos mal.
Pasó un tiempo y yo notaba que algo extraño se había infiltrado en mi interior. A pesar de ello, no tuve miedo a seguir conduciendo, pero comencé a sobresaltarme cada vez que oía un ruido fuerte a mi lado, cosa que antes del accidente no me alteraba. Por la noche no dormía como antes, ahora me despertaba asustada por mis sueños. A veces me he preguntado: Si no pasó nada, ¿por qué tenía miedo?
El miedo es algo que no sabría definir, pero existe y se va metiendo dentro de una, en los huesos, como la humedad. En la escuela de enfermería nadie enseña a dominar el miedo. Al principio, en las prácticas, vivía situaciones de mucha repugnancia. Pero muy pronto se impuso mi fortaleza: “Aquí está Laura”, así decían mis enfermos cuando llegaba por la mañana. Me alegraba mucho oírles esto y me ayudaba a vencer el miedo que siempre tienes al curar sus heridas.
Ahora estoy en silla de ruedas y sólo tengo miedo a cruzar las calles, cosa que hago cada día por los pasos de cebra, acompañada de mi asistente. En esos momentos me pregunto todavía por el miedo. No sé qué será. Sin embargo, siento que este desconocido está dentro de mí. Y como no puedo largarlo de aquí, he decidido convivir con él como buenos amigos.

No hay comentarios: