Problemas

Conchi
Una amiga mía nació también con parálisis cerebral, como yo, y sus padres nunca lo aceptaron. Se puede mover mejor que yo. Por ejemplo, va sola al cuarto de baño en su silla de ruedas eléctrica. Sus padres la quisieran traer a un centro como éste, donde yo resido, pero ella nunca quiere porque prefiere estar en casa con su familia. A mi amiga ni se le ocurre pensar que un día fallarán sus padres. ¿Y qué va a ser de ella, entonces? Dice la madre que, como tiene a una monja en la familia, su tía la meterá en cualquier centro. Pero yo eso lo veo un atraso. También tiene una hermana, pero es como si no la tuviera, porque la hermana hace su vida, se va con sus amigos, sale y entra. Y ella, de vivir juntas, tendría que quedarse sola en casa siempre. Pero mi amiga vive muy feliz porque está en su casa tan a gusto. Para mí eso no es vida. Creo que lo más acertado sería que viniese a un sitio como este mío. Cada carácter es distinto, sin embargo. Lo que es a mí, se me caía la casa encima y me aburría de estar mirando por la ventana todo el rato. Incluso las pocas veces, algún verano, que sorprendía a un chico y una chica besándose en la boca, dejaba de aburrirme para sentir envidia. ¡Qué envidia me daba! El venía siempre con una moto a buscarla y yo pensaba: "¡qué bien si fuera a mí a quien viniera a buscar!" Para mí las motos son como una pieza de museo. Como yo no puedo montar, me gusta tocarlas. Les paso la mano temblando y veo la cilindrada que tienen. Pero que los motoristas se pongan el casco porque suele haber muchos accidentes de moto y luego los chicos acaban en los hospitales con la masa encefálica desparramada y los tienen que operar a vida o muerte. Y para los padres es muy fuerte si tienen un único hijo y está desahuciado de por vida. O esperando un transplante, como le ocurrió a mi amigo Pepe, que le transplantaron un hígado y al final murió.

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