La literatura es un fenomenal acto político


En cualquier página del periódico –incluso en la primera, en este caso ha sido en la última– puede leerse una verdad. Este era el titular: La literatura es un fenomenal acto político. Lo es la literatura, toda, por la misma razón que lo es la información o cualquier programa de televisión, lo mismo da el más basura que el menos, incluso el más basura de todos, el fútbol u otro cualquier deporte retransmitido en directo. La audiencia o las ventas no hace que un libro o un programa sea más basura que otro, sólo mide la eficacia política del mismo. En cualquier página del periódico puede leerse una verdad. Lo raro será reparar en ella. El ruido es tal en esta sociedad de la información, es tal la cantidad de mensajes seleccionados que se nos ofrecen como información, está tan bien cuidada y es tan abundante la mentira, lo mismo en literatura que en cualquier otro canal de transmisión de mensajes, que una verdad o muchas –recuerden, la verdad es un momento de la mentira– no distorsionará los resultados finales de la encuesta y la mentira continuará aturdiéndonos. Quedémonos sin embargo con esta verdad, la literatura es un acto político. De cada cual dependerá, de cada autor, de cada lector, si engordamos la corriente de la mierda o la adelgazamos con nuestras creaciones y nuestras lecturas.

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