¿Qué Pasó? Yo lo sé

Peva
Joder, qué putada. Hoy he venido, como casi todos los días, a la sala de informática y he puesto a funcionar este cacharro como todos los días. Lo he encendido dispuesta a escribir todo lo que me pudiera dar de si mi cabeza. Encendí la máquina tan contenta y tan convencida de que aquí me esperaban mi carpeta y mis archivos o como coño se llame, dispuesta a continuar con mis cosas. Por más teclas y más órdenes que daba, allí no salía nada de nada de lo mío y a mi me han empezado a entrar unos sudores de lo mas horrendos, casi lloro, porque perdía muchos días de escribir aquí, en este cuarto con un montón de gente, lo cual para mí es un poco complicado porque me cuesta concentrarme y, además, no paran de hablar, oye, que me parece lógico, pues esta sala de ordenadores está montada para personas como yo y como tú, que nos gusta aprender y no quedarnos como la abuelita, la pobre, sentadita en el porche haciendo punto y hablando por los codos con sus vecinas, todas como ella contando batallitas de los tiempos de maricastaña cuando todos los vecinos se conocían y por tanto se podía dejar la puerta del hogar de par en par. Porque lo que es ahora, como te descuides un poco, te puede llegar un pirata de Internet, uno de esos virus, y con todo el descaro del mundo y en un momento borrarte las 10 paginas de pensamientos y experiencias tuyas y sólo tuyas, difíciles de recuperar y, además, el trabajo de semanas de quedarte en casa sin salir, que no me importa, porque he aprendido a darle al teclado con cierta soltura y me gusta escribir, pero en esos folios había volcado parte de mi de mi vida, que aunque en esta jodida casa no le importe a nadie, importa a mis amigos y a mí. Desde luego, yo no seria capaz de borrar a nadie nada, y menos a un compañero. Pero ya veo que aquí hay gente que la palabra ¡compañerismo! ni la huelen. Vamos, que no saben ni cómo se escribe. Como decía un amigo mío, tiene que haber gente mala para que se distinga de la gente buena, y así conocer mejor a todos, por el comportamiento y hasta por el movimiento. Lo que he dicho aquí ha sido un desahogo. Y ahora debo olvidarme del, digamos, pequeño percance, dar por perdidas mis notas y aprender de mis errores para no equivocarme de nuevo y poner medidas, como estoy poniendo. Pero lo dicho, que ya he comprobado que aquí el compañerismo no se conoce mucho, como otras cosas más ¡y punto!

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