Soledad

Rosa y adredista 0
Parece mentira que seamos tantos los habitantes de esta ciudad o esta acera y que, sin embargo, estemos tan solos. La soledad es insufrible para muchos que no están a gusto con lo que tienen o lo que son, es esta una soledad que multiplica los silencios alrededor.
Hay otras soledades, sin embargo, porque la soledad tiene remedio fácil. Echamos de menos a la gente que nos falta, eso es inevitable. Mi madre, por ejemplo, no volverá a visitarme. De hecho, también llegué a extrañarla mientras vivía, pues venía poco a la residencia, pero lo de ahora es distinto porque es definitivo, no volveré a verla. Los que hemos ido dejando en el camino nos acompañan en los recuerdos. La casualidad puede volver a juntar a viejos amigos, pero ya no se harán la misma compañía imprescindible de cuando entonces. A veces la soledad se llena de fantasmas y esto no hace sino confirmar que estamos solos. Pero hay soledades sin drama. A mí, por ejemplo, me acompañan los libros, sus historias, sus lugares. Cuando leo, los personajes de mis libros me sacan de paseo, me llevan de la mano por su vida y sus derrotas, y estas zozobras que me regalan llenan mi habitación. Los amigos que más me acompañan, sin embargo, para qué negarlo, continúan siendo los amigos, los compañeros, vosotros, los que venís algunas veces a verme a la habitación. El mexicano, por ejemplo, siempre me arranca una sonrisa, pero hay alguno más. Seguid viniendo.

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