Sentada del 17 de julio de 2008

PÍCARO PÍCARO
Conchi
Eduardo es un tramposo que siempre está engañando a los demás: a los pobres que van en silla de ruedas como él y no se pueden defender, y a los clientes de Ascuas, un restaurante que hay en la Avenida Juan Carlos I de Leganés. Siempre estaba diciendo que no tenía dinero para pagarse una silla eléctrica y al final se la ha pagado el dueño de Ascuas, o eso dice él. Vive en una residencia para minusválidos físicos, donde les saca el dinero a casi todos sus compañeros. Unas veces, con la excusa de cobrarles los boletos que les vende, les quita más de lo debido de la cartera. Otras veces, cuando a alguno le toca algún premio, miente y no le paga el dinero que le ha tocado. Está tan gordo que podría luchar en un combate de sumo, por eso iba tan despacio y se ahogaba subiendo las cuestas en su silla de ruedas manual. Casi nunca se afeita. La responsable de la residencia siempre va detrás de él diciéndole que se afeite, pero se lo pasa por el forro de los cojones que, por cierto, siempre se los está tocando. Da la impresión de que está a rebosar de ladillas. Por eso que, cuando se acerca a mí, corro más que el coyote cuando va detrás del correcaminos. Siempre va meado, eso es característico de Eduardo. Aprovecha cualquier ocasión para dar el timo a la gente. Con eso de que va en silla de ruedas, pone cara de buena persona, de esas que nunca han roto un plato, y les pide dinero para comer. Ellos le ven así, meado y sin afeitar, y se lo creen. Da bien el pego. Luego se lo gasta en cerveza o en anís, pero no es lo peor que hace. Es un mentiroso y un tramposo, el dinero que pide prestado a todo el mundo nunca lo devuelve. Se aprovecha de todos y cuando no consigue lo que quiere se cabrea y pega voces diciendo “tú eres un cabrón, eres un hijo de puta”. Y estas broncas terminan muchas veces a ostias, no se corta en pegar a los que son más débiles que él, que el Eduardo, habrá quedado claro, no es tonto.



VENTANA
Rosa y adredista 0
La ventana ha roto el muro de la habitación para acercar la calle a mi vida. Sin el horizonte que descubre mi ventana viviría la vida emparedada. Por la ventana cuento las hojas amarillas que caen de los árboles durante el otoño y espío al invierno pintando de gris todas las hierbas del parque. Y por la ventana descubro una mañana de mi vida, por fin, la primavera de los brotes tiernos y de los jóvenes tiernos que endurecen su cuerpo corriendo sobre las flores. Y esa primavera me devuelve a la niña que jugaba con su pelota en la calle, en mi barrio de Caracas, o en la playa. Por la ventana observo jugar a los niños con el agua de las fuentes y la niña que yo era vuelve a gritar dentro de mí. Pero mi ventana me regala otra historia todavía más interminable. Me la regala por medio de su luz, pues yo leo mucho, que por algo fui librera, y tengo la costumbre de leer de día. Si no fuera por la luz de mi ventana, mis libros estarían mudos para mí. Gracias a su luz, con mis libros viajo de extremo a extremo del mundo y comparto otras vidas. En verdad que mi ventana no son mis ojos, pero su luz es la otra ventana de mi alma.


SEGUIR VIVIENDO
Rosa II
Me siento muy orgullosa en esta vida que vivo, a pesar de haber tenido muchos palos, que los he tenido, como los demás aquí presentes. Yo estoy muy orgullosa, a pesar de que me tienen que asistir en todo día a día, pues soy dependiente. Se lo agradezco a los cuidadores que me asisten. Me siento muy orgullosa también de estos centros del IMSERSO. Me siento una privilegiada, pues no es tan fácil conseguir una plaza aquí, para gente como yo, que no podemos estar ni en la calle ni en sus casas, los que la tengan, que yo no la tenía. Y me siento muy orgullosa de mis compañeros, de mis amigos, y de la gente que trabaja aquí, buenos y malos. Se aprende un poco de todos, sustituyen a la familia y nos ayudan a llevar el día a día. A pesar que a veces nos quejamos, y es normal, pues en las mejores familias también hay ovejas negras y garbanzos negros y cabrones rubios. Yo estoy muy orgullosa de los sicólogos, pues si no fuera por ellos estaría hecha polvo. Ellos me dan cada poco un empujón para delante. Y estoy muy orgullosa de todo lo bueno que me da la vida, que si dios quiere que siga viviendo será porque no encuentra nada mejor para mí. Y estoy muy orgullosa de poder decir todo esto, que no sé quién leerá, todo lo que siento y me sale del corazón.


NADA ES LO QUE PARECE
Isa y adredista 6
Era un matrimonio que le había tocado la lotería. La mujer, todos los días se iba de compras; su marido también, pero por separado. Eso hacía creer el marido a la mujer, pero él no se iba sólo de compras. El matrimonio tenía cuatro hijos: dos hijas y dos hijos que ya se habían casado y trabajaban todos. La mujer se compraba abrigos de visón y diamantes. El marido aparentaba ser un roñica y un agarrado; y se dedicaba a coleccionar coches deportivos y de lujo porque le gustaban mucho. Se compró cinco coches y una autocaravana. De todo ello, nada la dijo a la mujer. La mujer se hizo la liposucción y se quedó muy delgada. También se hizo la cirugía estética y se quedó muy bella; parecía una modelo con su pecho recién operado. Bastó que saliera a la calle dispuesta a tragarse el mundo, para que prontísimo se le acercara un Porsche con los vidrios ahumados. El ocupante bajó el cristal sólo lo suficiente para que se le vieran los ojos. A pesar de la voz fingida, pudo reconocer a su marido que le decía:
—Respetable señorita, ¿sería usted tan amable de hacerme saber a cuánto asciende el importe de sus muy dignos servicios?

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