Sentada del 20 de noviembre de 2008

MONDAS DE PATATA
Carmen
Eran días duros. Los días de la guerra del 36. Las bombas y los obuses no dejaban de caer. Había mucho miedo entre la gente, era un miedo sólido, mineral, paralizante.
En casa de los Sainz del Amo, viejo maestro republicano ilustrado, había mucho miedo.
En el comedor hablaban en voz baja. Estaban comiendo un manjar, unas pocas mondas de patatas que los niños de la escuela habían atrapado para su profesor.
El marido y la esposa se miraban a los ojos. No podían ocultar su preocupación, su pánico.
–Anselmo, ten cuidado cuando sales de casa, que están cayendo muchas bombas todavía, el frente está cerca.
–Las bombas bien se esquivan.
–He oído que ha vuelto el sargento López, que se había ido con los de Franco. Está haciendo mucha escabechina entre los republicanos. Busca a los que mataron al hijo.
–Tranquila, Águeda –dijo el viejo maestro–. Yo nunca me he dedicado a otra cosa que enseñar. Yo no soy responsable de esta carnicería.
Don Anselmo fue fusilado a las pocas horas, al amanecer. Había cenado unas mondas de patatas que sus alumnos habían conseguido sustraer a unos cerdos.


NUREDIN Y SAID
Rosa y adredista 0
Cuando Nuredin se descolgó del eje del camión ni sus piernas ni sus brazos le obedecían. Ahora mismo, allí, debajo del camión, no podía explicarse cómo pudo aguantar tanto tiempo colgado del maldito hierro. Said, su caída, no se le podía ir de la cabeza. En unos minutos sus extremidades comenzaron a obedecerle otra vez. Se había tirado en el aparcamiento, detrás de la gasolinera, donde descansan los camiones. Nadie lo había visto.
Said, sin embargo, se había caído de su asidero en el eje del camión unos kilómetros atrás, en plena autovía, y Nuredin temía por la suerte de su compañero de aventura. Se había propuesto volver atrás para buscarlo. Pero no quería encontrarse con un cadáver atropellado por mil coches, no quería ver a su amigo como otro perro que se ha equivocado de camino. No quería pensar en sus heridas. Deseaba que continuase vivo. Buscaba a un chico entero y charlatán, el mismo que lo había acompañado durante los últimos días y junto al cual había atravesado la frontera.
La noche lo protegía. Nuredin caminaba a muchos metros de la calzada, sin embargo, pues no quería ser descubierto por los guardias. Pero tenía que controlar los arcenes. Desandó el camino durante unos kilómetros, los que consideró que habría recorrido el camión sin Said.
Hasta este punto nada se había movido por los alrededores de la autovía, caminando, estaba seguro. Nuredin quería identificar la curva donde se cayó el amigo y se estaba acercando tanto a la calzada que las luces de los coches comenzaban a delatarlo, y en algunos momentos tenía que echarse cuerpo a tierra.
Es este merodeo, de pronto, un bulto oscuro sobre la tierra blanca. El corazón le da un vuelco a Nuredin. Observa mejor y no percibe el menor movimiento en la mancha, muy expuesta a la luz de los faros, pero unos metros fuera de la calzada. Se acerca un poco y aquella mancha oscura, las ropas negras que se pusieron en Tanger para mejor camuflarse en los bajos del camión, comenzaba a parecerse a Said.
Ahora Nuredin corría como un loco hasta ese bulto al borde de la carretera. Said estaba allí, semiinconsciente y muerto de sed. –Agua, fue lo primero que pronunció. Estaba lleno de quemaduras. –Estoy vivo de milagro, añadiría más tarde, porque rodé hacia fuera de la calzada cuando me caí en la curva. –No tengo agua, se lamentó Nuredin.
Said no está para caminar, todavía. Lo arrastra sin contemplaciones hacia la oscuridad mientras le pregunta por los huesos rotos. -Estoy molido, pero creo que sólo me he quemado la piel, he perdido sangre. Nuredin escruta en la oscuridad y descubre un contorno familiar, árboles, no muy lejos de donde están. –Allí puede haber agua, le dice a su amigo y carga con él. El terreno baja, es lo que conviene. Están llegando a los primeros eucaliptos.







LAS CORTINAS
MaryMar y adredista 0




Vivo en Pirámides pero soy del Barsa.
Mi padre, que no soporta a los culés,
me quiere echar de casa, pero mi madre
y mis hermanas me protegen.
Cuando subo con ellas los domingos
al Rastro, compramos para el salón
unas cortinas blaugranas.
Y unas blancas para la cocina,
por ver si de mi padre tiran los colores
y, de paso, nos fregaba los platos.
Mi madre dice que el truco
no surtirá efecto, que en mi padre
es más fuerte su pasión por el sofá
que el odio a los catalanes.
Y tenía razón, tanto
que se ha acostumbrado a las franjas
entre azules y rojas que presiden
sus partidos ante el televisor.
Y se ha hecho del atleti
al paso que el azul se iba destiñendo
en la lavadora y oía los gritos de gol
que salen del estadio los domingos que toca.
Hasta yo estoy pensando ahora
si hacerme sufridora de una vez
para restaurar la paz en la familia y,
de paso, cambiar las cortinas,
que mira que son feas esas condenadas.

5 comentarios:

Francisco Cenamor dijo...

Queridos adredistas, el próximo viernes 28 de noviembre incluiré vuestro blog en el repaso semanal del Blog literario Asamblea de palabras para que nuestros lectores y lectoras disfruten de vuestros textos.
Un saludo.

...ADREDISTAS dijo...

Muchas gracias Cena, nosotros tambien estamos en las últimas... nos conoces a todos. A todos nos limpiaste el culo y eso se agradece más que la atención que ahora nos prestas. Te queremos mucho.

"escuchar eaRADIO (escribir adrede y punto y ya está) es un deporte que se debe practicar con regularidad"

Anónimo dijo...

Hola poeta solidario
Gracias por tus palabras bonitas
aqui seguimos Marimar tiene Nostalgia de otro sitio yo echo en falta tus clases de nadar besos a la family

Anónimo dijo...

sera un gran honor que cuentes con
nosotros nunca acabo mis historia
pero el jefe y moi escribimos ahora sobre mi vida
besotes a la family y a los de tu blogs

Anónimo dijo...

Hola poeta te ceho de menos
a ver siun dia podeis venir a vernos aqui besos a la family y a los de tu blogs