Entre hermanos

Laura y adredista 1
Juan y Zacarías eran hermanos muy bien avenidos desde pequeños. De mayores siguieron viviendo en su mismo pueblo. Como labradores, cultivaban las tierras de su padre, que era al mismo tiempo padre y patrón.
Mientras el padre vivió todo fue bien. Pero cuando el padre falleció, ¿qué ocurrió?
Algo más que la alegría de vivir se rompió entre ellos. Es verdad que por fin se sintieron propietarios y, por eso mismo, decidieron repartirse las tierras a partes iguales.
Pero, viendo que una vez divididas, una parte tenía agua y la otra no, no consiguieron ponerse de acuerdo.
Se pelearon y acudieron a pleitos con abogados. Después de varios juicios y mucho tiempo sin mirarse, se encontraron en la ruina, pues lo poco que sacaban de las tierras, su capital, se lo llevaban los abogados. Se quedaron sin nada.
(¡Ay que duro se lo estoy poniendo! ¡Qué cruel soy!–palabras de la autora al llegar a este punto de relato)
Continuaron mucho tiempo de pelea, en la pobreza, y nunca llegaron a la conclusión de que más vale ser hermanos felices que propietarios en pleitos.
(Terminaré el relato –vuelve a tomar la palabra la autora, entristecida– diciendo que la propiedad privada es un obstáculo para ser feliz, que impide incluso a veces disfrutar de tu propio hermano)

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