Mi pasión

MaryMar y adredista 7
Cuando estoy en la siesta, estoy deseando que lleguen las cinco. Primero bajo a merendar y después voy al gimnasio. Lo importante es el gimnasio. Allí no sólo hago bicicleta. El fisio, que se llama César, me lleva caminando hasta el comedor. Yo le cojo del cuello y él a mi de la cadera, como si fuéramos a bailar. En realidad está enseñándome a andar con el andador y él hace de andador, que así voy más sujeta.
Cuando era niña soñaba con llegar a aprender a coser vestidos, repasar botones y poner cremalleras en una máquina de coser. Ahora, mi gran sueño es conseguir caminar incluso sin ningún andador. Sobre todo que me vea mi familia caminando sola. Y
bailar delante de mis compañeros de residencia, de familiares y amigos. Sobre todo delante de mis padres.
Aunque vivo en mi silla de ruedas, con la ayuda del fisio ya puedo prescindir de ella por unas horas. Suelo ir al gimnasio de lunes a viernes, desde las seis de la tarde hasta las siete y media. Allí, siempre ayudada por el preparador, pedaleo un rato. Luego balanceo los brazos como si fuera un molinillo. Cuando el fisio termina con otras compañeras, me lleva caminando hasta el comedor, sin la silla de ruedas. De esta forma voy trabajando mi cuerpo.
Tengo que conseguir moverlo al ritmo de una música, hasta lograr realizar un baile sobre un escenario, para que el público me vea. Esta es mi gran pasión, conseguir bailar, y para ello me esfuerzo. Pero antes, tengo que conseguir caminar de pie, por el suelo, yo solita. Y mandar la silla eléctrica a tomar por culo, pues estoy de ella hasta la coronilla.

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