Barbacoa

Isabel
La polución es un hilo de humo que parece un conducto a las tajeas, a las alcantarillas. En las tajeas hay rejas de hierro. Allí las olas huelen muy mal y son de color entre blanco y gris oscuro, tiran para atrás de la peste.
La polución es un hilo fino y oscuro, tal como el humo. ¿Por dónde sale el humo? Por la chimenea, y va hacia el cielo. El cielo cada vez más huele a barbacoa.
¿Y si la polución no fuese sino una gigantesca barbacoa? Eso es, una barbacoa con sus chuletas, sus morcillas, sus sardinas, sus pinchos morunos y su panceta, y comienza la ronda y vuelta a repetir y nos hemos puesto como el kiko y la kika –llenos como un botijo fresco, que también digo yo que habrá que darle una alegría al cuerpo, que lo tenemos muy apagao.
Pero es que nos pasamos de chuletas. Pues en esto al fin se puede resumir la polución y el calentamiento global. En una isla desierta no hay polución.
La polución es muerte. Y de la muerte también hemos hecho polución, que no nos lo pensamos mucho cuando quemamos los cadáveres hartos de chuletas en la incineradora. Otra barbacoa.
Creo que, de la polución, la culpa la tenemos todas las personas. Y de que se ponga un cielo oscuro y tenebroso, y un futuro oscuro y tenebroso para todos, también tenemos nosotros la culpa.
Y por fin está la polución nocturna, que no es culpa sino placer. Si todo fuera eso no olería tan mal este planeta.

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