Dos versiones de amor

Isa
1ºversión
Era un amor tan violento que dejaba su corazón agotado de placer. Su corazón se había vuelto loco y bombeaba puro placer. Disfrutaba del sexo como nunca en su vida, se sentía afortunada, pero sólo cuando conseguía desconectar la alarma en su cerebro. La profesora vestía su cuerpo para enseñarlo, generalmente con la falda muy corta, la camiseta muy ajustada y un chaleco que remarcaba más si cabe sus tetas, con las sandalias adornando el final de esas piernas de vértigo. Por su melena crespa y ondulada como un campo de trigo, así la distinguía sin embargo su alumno entre la riada de gente que entraba al instituto cada mañana, más cerca de las nueve que de las ocho y media. El cuelgue de este chico era total, no veía otro cuerpo que el de su profesora de Lengua, no veía otra melena. Desde el día en que hicieron el amor por primera vez, nerviosos, clandestinos, en el despacho del director, Aquí nadie entrará, el director está en la Consejería, había dicho ella, el alumno no se lo podía creer. Y desde aquel momento no se hacía más que preguntas. ¿Por qué ella sabe que el director no está? ¿Y por qué yo, que soy un pringao? ¿Pero esta tía me quiere? No hay peores preguntas si lo que deseas es disfrutar del amor. Los celos envenenan el placer.










2ºversión




Su amor fue tan violento
que agotó su corazón
afortunado, bombeando placer,
la profesora disfrutaba del sexo
como una adolescente
con su amante, con su alumno,
desnuda, sudando,
ansiosa, en plenitud,
amor de mediodía era este amor
y crecieron las sombras,
es así, es así,
y crecieron los celos
y creció la culpa
y no habrá flores
para ocultar los besos
y hubo pasión
y hubieron lágrimas
y habrá recuerdos
de un fracaso.


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