La palabra

José Luis
Con la palabra podemos comunicar lo que queremos, y se pueden escribir cosas buenas o malas novelas. Yo desde pequeño he llevado el gusanito de escribir. No sé si escribo bien o mal, lo que sí sé es que hago lo que puedo para que me salga lo mejor posible.
La palabra puede servir para hacer mucho daño al prójimo, pero también puede hacer lo contrario. Me gustaría vivir en un mundo sin hipocresía, y que todos tuviésemos el mismo derecho a ser felices, pero por desgracia no es así. Voy a poner un ejemplo. Esta noche me he masturbado y una cuidadora llamada Justina me regañó, cuando le llegó su turno. Yo me pregunto si ella no atravesará momentos de urgencia sexual en los que no tenga a mano a su pareja. Menos mal que Gena, la sicóloga de la residencia, me comprende. ¿Qué podrá tener Justina en su interior, que le resulta más sucio el semen que la mierda? Ni el semen ni la mierda son sucios... eso es como un juego de niños al lado de la hipocresía.
Hay personas que trabajan muy bien con la palabra, a mí me merecen una gran admiración. Yo tengo la desgracia de que no se me entiende cuando hablo y, por eso, no puedo usar la palabra que me gustaría cada vez, la más bonita. Tengo que escoger la palabra que mejor me entiendan. Cuando escribo es cuando disfruto de verdad con las palabras. Tengo que confesar que nunca pensé en escribir por mí mismo, por medio de un ordenador. Es una pasada para mí. Me paso mucho tiempo escribiendo, pero todavía me gustaría pasar más.

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