María está por Carlos

Conchi
María había venido al parque en busca de su madre, porque no tenía dinero. Sabía que la encontraría aquí, paseando. Había dejado el instituto entre clases. La encontró y le cogió cincuenta euros del bolso porque quería comprarse una falda vaquera muy cortita y muy mona que había visto en El Corte Inglés.
En ese momento vio a Carlos, que había perdido las llaves del coche y andaba dando vueltas por allí, por si las encontraba.
–¿Tienes miedo a pisar los boñigos de los perros? –le dijo María como saludo, pues miraba mucho al suelo y poco a ella.
–No te había visto. He perdido las llaves del coche.
–O sea, que ayer volviste a salir con Marisa. Vete a la mierda, tío.
María se había puesto rabiosa sin transición, había borrado su expresión risueña. La tal Marisa es una chica que está, como ella, por Carlos. María no la soporta, dice que es una chula.
–No estuve con Marisa. Estaba con Claudio tomando calimocho y perdí las llaves. He venido ahora a buscarlas porque hay luz y se ve.
–¡Si todavía estabas metiéndole mano a ese tío! ¡Si todavía eres un maricón! –a María no se le pasaba el cabreo.
–Paso de ti, tía, paso de ti, déjame en paz y vete con tu madre.
María tiene la sensación de que se ha pasado con su chico. En ese momento ve, entre la hierva pisada, un llavero familiar, tiene una estrella, es el que busca Carlos. Lo pisa y intenta reconciliarse con él.
–¿Alguna vez ha subido a tu coche Marisa? –pregunta ahora, no puede evitar los celos.
–Que paso de ti, tía, que me dejes en paz.
–¿Y si yo encuentro las llaves, me perdonas?
–Ojalá las encontrases.
Con disimulo, María las coge del suelo y se las ofrece a su chico.
–¿Son estas?
–¿Dónde estaban? –exclama el chico, contento.
–Aquí –dice María, señalando sus labios.
Carlos le da un beso a su churri y los dos vuelven contentos a clase, cogidos de la mano. A la puerta estaba Marisa, que se comía a Carlos con los ojos.
–¿Qué miras, babaleras? –suelta María– Pero qué tonta eres. Entérate, Carlos es mi chico –Y vuelve a besar a Carlos allí mismo.

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