Violación, trabajo

Rosa y adredista 0
Lara está trabajando ahora mismo en una tienda del mercado de Priconsa, en unos embutidos que hay al lado de la pescadería más grande del mercado, justo en una de las entradas. Como tiene que vivir, Lara no se queja y lo soporta todo, el trabajo y el trato un poco borde de los compañeros. Sobre todo, el jefe se pasa un poco con ella, pero consigue mantenerlo a raya. Al principio era peor. Le gustaría que compañeros y clientes fueran más respetuosos con las mujeres y con ella, porque todas sus sandeces le recuerdan a sus violadores. Lara vive sola y está más agusto en casa que tratando con la gente, pero lo cierto es que tampoco en casa se siente muy segura. Cualquier detalle, los rayos del sol entrando por la ventana, el grifo de gotea, el ladrido de un perro, todo la estremece, se siente en peligro, no consigue la paz. Tiene pocas amigas, pero ningún amigo. Los días que no soporta la inseguridad y el miedo, sale con las amigas, pero no es capaz de divertirse con ellas. Toma un poco de alcohol y, en vez de alegrarse, le vienen a la memoria las escenas más desagradables de su vida, esas que quisiera olvidar para siempre, y se entristece más todavía. Ha decidido no beber más nunca y soporta mal la música estridente de los pafetos y la babosería de los que quieren ligar, pero sigue llamando a sus amigas cuando está más sola. Porque Lara es guapa y joven, pero algún mecanismo se rompió en su cuerpo cuando aquel grupo de tíos la violó. Y ese mecanismo continúa sin soldar. Pasan lo años y ya lo único que soporta de su vida es la rutina. No sabe qué hacer con esta insatisfacción que la martiriza. Lo intentó con una psicóloga y se hartó de tenerse lástima y de llorar su tragedia. El problema para ella tampoco es reconocerse víctima, sino aprender a vivir sintiéndose un felpudo, que es como se siente. Los psicólogos no enseñan a eso, sólo saben ayudar a los ganadores. Pero Lara está muy cansada de estar rota. Y, mientras trabaja, no piensa y no siente. La rutina de trabajar es quizá lo único que la puede salvar. Por eso es tan buena trabajadora y el jefe la mantiene en la tienda, aunque no sea amable con él.

No hay comentarios: