DE OCA A OCA Y PARO PORQUE ME TOCA
Marta a sus 50 años seguía soltera porque, aunque rubia y con buenas curvas, los tíos se hartaban de ella con facilidad. Como quería casarse a toda costa no hacía más que perseguir a cualquier hombre que se cruzase en su camino, y si no se cruzaban iba a buscarlos.
Especialmente le gustaban los médicos y aunque no la hacían ni caso Marta no dejaba de intentarlo. A Don Francisco le hacía regalos para que la atendiera mejor y para que estuviera más rato con ella en la consulta. A veces fingía que le daba un desmayo y se dejaba caer al suelo para que la examinara, pero él harto ya de sus invenciones le dijo con una voz muy seria: Lo siento, pero yo no estoy por la labor de perder el tiempo, a lo mejor debería visitar a un psiquiatra.
Pues me iré a otro médico que me haga más caso, dijo Marta. De un portazo cerró la puerta tan fuertemente que casi la rompe.
Marta cambió de consulta pero no de costumbres, ahora los regalos se los llevaba a Don Damián. Un día le llevó bombones y le dijo que tenía varices, así consiguió que le tocase las piernas. Otro día le llevó una botella de vino y le dijo que creía que tenía bultos en el pecho, así consiguió que le tocase las tetas. El último día le llevó una estilográfica y le dijo que tenía almorranas y así consiguió... que le pidiese en matrimonio.
Desde entonces Marta no necesitó ir al médico.
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5 comentarios:
¡No te digo! Marta sí que se merece ganar, aunque nada más sea que su sueño, aunque nada más sea que su médico. Los relatos ingenuos son siempre relatos sorprendentes. La literatura que se aleja de la ingenuidad deja de ser buena literatura. Mi voto.
jajaja
jajjajaaja
Buenisimo y con moraleja (el que la sigue la consigue), de los mas divertidos que he leido.
Una curiosidad Marta ¿tenia almorranas o no?
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