Sentada del 1 de julio de 2010

EL POCERO
AnaBelén
Alberto es pocero. Siempre está metido en alcantarillas y pozos sépticos. A pesar de todo, Alberto disfruta de su trabajo. Él es feliz a pesar del olor que le rodea, se ha acostumbrado a estar todo el día entre porquerías, y él mismo huele a metano, como poco.
Un día abrieron un establecimiento de perfumería en el barrio y todo el mundo lo celebró, pues la calle de Alberto comenzó a despejarse del olor tan fuerte que el pocero desprendía cuando andaba por allí. Ahora había otros olores más agradables para disimular el suyo.
Sólo el pobre Alberto no se alegró. Los olores tan complicados de esa perfumería le hacían vomitar.



KISS
HeavyMetal
¡Cómo guardé la entrada para el concierto de Kiss! ¡Qué pedaso de grupo!
Ayer, 22 de junio, tocó en el Palacio de Deportes, ¡qué lengua sacaban!
Tuve la entrada año y medio. La compré en diciembre, fui uno de los primeros.
Se agotaron en un minuto, qué complicado fue pillar.
Me alegro de no haber ido al concierto de Sabina en Las Ventas.
Qué bonitas son las tardes que paso con Yolanda.
Estaba cantando el vocalista de Kiss y, de pronto, sale volando en una plataforma por encima de la gente.
La plataforma, que se lo lleva al tío a la mitad del recinto.
Me quedé alucinao.
Sabina es ya un abuelo para estas cosas, seguro.
Según me han dicho los juraos, que en la comisaría está mi foto.
Fui con el dinero justo, que no quiero que me manguen.
Joder, se acaba de marchar mi niña Yolanda.
Seguro que a Joaquín Sabina lo veremos con garrota encima de los escenarios.
Kiss es un grupo mítico, y hablar de Kiss son palabras mayores.
El personal y la gente que nos cuida aquí, en la residencia, son una maravilla.
Mi amiga Yolanda me hace una compañía tremenda.
Se sube conmigo sobre las tres de la tarde y está toda la tarde conmigo.
Desde que estoy con ella, me encuentro mas joven. Vemos la tele juntos.
Nos damos muchos besitos. Qué importante es para mí.
Es como un sueño, porque yo lo he pasado muy mal, siempre solo.
Llevo 14 años aquí y siempre he estado solo.



LA PATAGONIA
Conchi
Yo tengo miedo a la nieve, cuando se pone muy helada. Mi madre peligra. Siempre viene a verme, pero vive en Madrid y se puede matar. Además, seguro que el metro no funciona bien. En estos casos tenía que tener coche. O que mi padre no se hubiese muerto, para que la trajera. Pero no sé yo, también se puede matar por la carretera, de la helada que cae.
En el residencia, esto parece una postal de Navidad. Y a mí me gusta ver la nieve por mi ventana. Aunque me gustaría tirar bolas bien gordas a todo el mundo que pasara. Incluida Ana, mi asistente de escritura (–Donde hay confianza da asco, me dice). Incluso a la directora le tiraría, para oírla decir: ché, qué buen día hasé... Pero no tengo mucha confianza para tirarle bolas, aunque yo creo que es de las que no le importa jugar con la nieve. Dicen los de mantenimiento que ha vivido en la Patagonia y que por eso ha sabido arreglar la calefacción del centro.
Pero a una que yo me sé, sí que me entraron ganas de tirarle una buena bola, bien dura, cuando ha entrado. Lo que pasa es que yo no puedo agacharme a coger nieve y me he quedado con las ganas.

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