El pocero

AnaBelén
Alberto es pocero. Siempre está metido en alcantarillas y pozos sépticos. A pesar de todo, Alberto disfruta de su trabajo. Él es feliz a pesar del olor que le rodea, se ha acostumbrado a estar todo el día entre porquerías, y él mismo huele a metano, como poco.
Un día abrieron un establecimiento de perfumería en el barrio y todo el mundo lo celebró, pues la calle de Alberto comenzó a despejarse del olor tan fuerte que el pocero desprendía cuando andaba por allí. Ahora había otros olores más agradables para disimular el suyo.
Sólo el pobre Alberto no se alegró. Los olores tan complicados de esa perfumería le hacían vomitar.

No hay comentarios: