La vida misma

Isabel
A mí me gusta ir a Parque Sur, voy de compras y me encanta gastar. Me gusta comprar ropa bonita. Ahora estoy buscando dos pantalones vaqueros de la talla 44, que tengan goma, pero no los encuentro. También quisiera comprarme una falda vaquera con flores, y que tenga goma en la cintura. Y quisiera comprarme unos zapatos de verano. Y unas buenas botas negras de invierno, pero en una ortopedia, que me las hagan a mano.
Y me gustaría comprar dos cinturones anchos, uno de color dorado y otro de color marrón, también ancho. Y una pequeña mochila azul clara.
Y si pudiera, me compraría un piano para tocarlo, y un billar, para revivir mis glorias de Ferrol, en donde quedé campeona. Salí en la tele y en una revista.
Por escribir un cuento en Ferrol me dieron un premio, o sea, un libro de la Carmen Sarmiento que no me gustó nada.
También jugaba campeonatos de boccia y me dieron dos medallas en Cáceres: una de plata y una de bronce. Yo estaba muy contenta en aquella competición, me quedé con ganas de llevarme también la de oro. Fui como capitana del equipo de Ferrol. Pero fuimos derrotados por un equipo extremeño y otro valenciano, que decían que no sabíamos jugar. Y ellos quedaron los primeros y se llevaron las medallas de oro. Disfruté mucho con mis victorias y mis derrotas.
Mi novio también había venido a Cáceres conmigo. Vino como cuidador de un chico llamado Jesús, al que le pusieron el mote de Bichito, por la forma de sus ojos: los tenía achinados y pequeños. Usaba gafas. Estaba muy deteriorado por causa de su distrofia muscular; cada vez estaba peor, ya no tenía ni fuerzas. A Jesús no le dieron ninguna medalla.
Los que ganaron eran unos petardos. Jesús y Antonio, mi novio, salieron en televisión. Le daba tanta vergüenza a mi novio que agachaba los ojos.

No hay comentarios: