María, mi paisana

Víctor y adredista 0
No necesito grandes cosas para ser feliz. Por ejemplo, esta mañana mi despertar ha sido redondo. La temperatura era ideal, y la luz, al amanecer, limpia como el cristal.
Mi pañal estaba seco hoy y, además, me tocaba un paisana de Badajoz para levantarme. Cuando ella me levanta, el día se me hace más corto y más amable.
María me trata con cariño, me lava, me viste, todo lo hace como si lo hiciera mi hermana.
–¿Tú no conoces a mi hermana Macarena?
–Pues no –me contesta María.
–Pues tienes que conocerla, es lo único que puedo darte a cambio de tu amabilidad. Te la presentaré cuando venga a verme.
Y nos hemos despedido hasta el mediodía, que María y yo volveremos a coincidir, cuando se acerque en el comedor para darme de comer.
Y después de comer, ya no la volveré a ver, pero María, con levantarme hoy, me ha salvado el día. Y me ha vestido de Tiger y verde, la camiseta que más me gusta. María siempre acierta para hacerme el día inolvidable.

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