Una lista

Conchi
Yo he sido siempre la protagonista en mi casa, por estar en una silla de ruedas. Siempre he hecho lo que he querido y por eso me he aprovechado de muchas circunstancias. No quería hacer lo que me mandaban en el colegio especial al que iba (porque antes no había colegios de integración). Me mandaban bordar, y el caso es que me salía bien, pero como no me gustaba, la mitad de las veces me iba a jugar al dominó con Patricio, el conserje.
Me lo pasaba muy bien porque iba muy poco a clase. La señorita Alicia me echaba porque siempre me escurría de la silla de ruedas y acababa en el suelo. Como ella no estaba dispuesta a subirme, porque no le daba la gana, me echaba de la clase. Y llamaba a mi madre para decirle que me había echado por caerme de la silla. Los cuidadores me ayudaban a sentarme bien y después me quedaba jugando al dominó con ellos, sobre todo con Patricio.
Tampoco iba al logopeda porque me parecía una tontería vocalizar con un globo. Y como nunca me obligaron a ir, (yo creo que al logopeda le daba lo mismo) convencía a los cuidadores para que me dejasen jugar al dominó con ellos.
La única clase que no me saltaba era la de matemáticas, con la señorita Argimira. Con ella aprendía muy bien porque me decía los números con cariño, como si fuesen poesías. Y siempre me hacía regalos cuando acertaba resultados, y cuando no, también, que para ella no éramos perritos.
Pues a pesar de todos mis escaqueos y mis partidas de dominó conseguí aprender a leer y a escribir, como todo el mundo.

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